EXPOSICIONES PERMANENTES
Este Centro, adscrito al Museo de Historia y Antropología de Tenerife, es una propuesta interpretativa que permite al visitante descubrir y contextualizar los restos de la muralla del Castillo de San Cristóbal y conocer algo más sobre la historia de la Isla.
En junio de 2006, durante las obras de remodelación de la Plaza de España en Santa Cruz de Tenerife, aparecieron los restos de lo que fue el Castillo de San Cristóbal, principal baluarte defensivo de Tenerife. Ante la importancia histórica del hallazgo, se decide proteger y valorar este recurso patrimonial, incorporando al proyecto original del equipo de arquitectos suizos Herzog & de Meuron el trazado de una galería subterránea para hacerlo visitable.
El proyecto expositivo es una propuesta que permite, además de contemplar estos interesantes vestigios, completar y enriquecer la experiencia aportando detalles y datos históricos. Durante el recorrido por ese espacio subterráneo, los restos del Castillo nos dan la excusa para acercarnos a la historia de la ciudad y de la Isla. El Centro expone el sistema defensivo que tuvo Tenerife, haciendo un recorrido no sólo por los castillos de la capital —como San Cristóbal, San Juan o Paso Alto—, sino también por los que se repartieron por el resto de la geografía insular, de los cuales algunos continúan hoy en pie: como el de San Felipe, en el Puerto de la Cruz; o el de San Miguel, ubicado junto al antiguo puerto de entrada a Garachico. Continúa la muestra con un rápido y fugaz repaso a la historia de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife y culmina con la explicación monográfica dedicada al propio Castillo de San Cristóbal, desde su edificación en 1575 hasta su derribo en 1928. A pesar del rastro de su silueta, ahora resaltada sobre el fondo del lago de la Plaza de España, la emblemática construcción había sido tan solo recordada en el nombre de la popular calle Castillo; pero de nuevo se ha asomado al presente y parece que reclama su lugar en la historia de la Ciudad.
Además, a la muestra se ha incorporado una pieza de incalculable valor histórico: el cañón El Tigre, decisivo en la derrota del almirante inglés Horacio Nelson en su intento de invadir Tenerife en 1797 y convertido, desde entonces, en uno de los símbolos más preciados por el pueblo tinerfeño.