En el Museo de la Naturaleza y el Hombre, concretamente en el área de Ciencias Naturales, en la sección de vertebrados terrestres y justo delante de la vitrina “Introducciones voluntarias. El precio de los errores”− rotundo y acertado título para este módulo− se exponen, entre otros, ejemplares naturalizados de ardilla moruna.
La ardilla de Berbería, también conocida como ardilla terrestre norteafricana o ardilla de Getulia es endémica del Noroeste africano. Se distribuye desde el norte del Sáhara hasta la región del Sous marroquí, donde ocupa hábitats muy variados desde la costa hasta altas cumbres del Atlas. En Argelia es abundante en zonas montañosas de la Kabilia y en una amplia franja del noroeste, colindante con Marruecos. Su distribución actual incluye algunas localidades tunecinas y libias, la costa argelina y la isla de Fuerteventura. La ardilla de Berbería es objeto, en Argelia, de un intenso tráfico ilícito responsable de la aparición de la especie en localidades muy alejadas de su área de distribución nativa.
Es una ardilla de talla media, de 30 a 35 cm de longitud (cola incluida) y de 250 a 280 gr de peso y orejas muy pequeñas. El pelaje del cuerpo, duro y corto, presenta bandas longitudinales coloreadas, 4 oscuras y 3 de color más claro. La cola, de pelo poblado y largo presenta colores claros y oscuros en anillos alternos.
Su presencia en las Islas Canarias data de 1965, año en el que se introduce una pareja en la isla de Fuerteventura, y en la que actualmente está ampliamente distribuida. Se han capturado varios ejemplares en Gran Canaria (1996 y 19998) y en Lanzarote (2006). En estas últimas islas y a pesar de estas afortunadas capturas no se puede descartar la presencia de más ejemplares silvestres.
En Fuerteventura, sin apenas competidores potenciales y con escasos depredadores alcanza un tamaño poblacional de un millón de individuos.
Entre sus depredadores, solo el gato (Felis catus) y el ratonero (Buteo buteo) incorporan con cierta frecuencia a la ardilla en su dieta. El cuervo (Corvus corax), el cernícalo (Falco tinnunculus) e incluso el guirre (Neophron percnopterus) figuran como depredadores ocasionales
La actividad reproductora, en todas sus áreas de distribución es primaveral; la excepción a la regla es el Atlas marroquí donde tiene lugar bien entrado el verano. Tras una corta gestación (mínimo de 14 días) nacen de cuatro a nueve crías que dejan de ser amamantadas a partir del mes y medio de edad. En el continente puede llegar a vivir 6 o 7 años en cautividad; en estado salvaje sus expectativas de vida no superan los 3 o 4 años debido a la abundancia de predadores.
El 75% de su dieta es vegetal; la fracción animal restante está constituida sobre todo por moluscos terrestres y, ocasionalmente por huevos de pequeñas aves. Entre los vegetales consumidos presenta una clara preferencia hacia los frutos tanto de especies nativas como introducidas. Los frutales, especialmente higueras y almendros, y los cultivos de cereales y leguminosas sufren importantes estragos. A esta inotable incidencia en el sector productivo majorero habría que añadirle los frecuentes derrumbes que sufren los muros de uso agrícola, al ser el medio predilecto para la construcción de sus madrigueras.
Al ser portadora de varias especies de bacterias y amebas patógenas para el ser humano, su mordedura puede ocasionar graves consecuencias.
Resulta paradójico que en el Archipiélago canario, la ardilla moruna esté considerada como especie exótica invasora perniciosa además de especie cinegética en Fuerteventura y Gran Canaria frente a la figura de especie protegida tanto en Marruecos como en Argelia donde está integrada en la lista roja de especies protegidas. En estos países, y a pesar de su protección por ley, las capturas y el tráfico se practican en total impunidad.