Con motivo de la celebración del Festival Musa Cabo Verde, el Museo de Ciencias Naturales ha elaborado una pequeña muestra de especímenes vinculados con este archipiélago macaronésico.
Cabo Verde posee una rica biodiversidad marina de carácter tropical, aunque presenta una densidad de especies relativamente baja en comparación con otras regiones similares. Desde una perspectiva biogeográfica, este complejo territorio se encuentra entre el influjo de la región atlanto-mediterránea y el golfo de Guinea. A esta encrucijada marina aportan su influencia los tramos finales de la corriente de Canarias –proveniente del norte– y de la corriente de Benguela –originada en el sur–, dando comienzo a la corriente norecuatorial y surecuatorial, respectivamente. Por tanto, el archipiélago se encuentra en una zona de transición oceánica muy particular, generándose en él una flora y fauna litoral únicas, siendo uno de los diez principales puntos calientes de biodiversidad marina a nivel mundial.
Incluido originalmente por la comunidad científica en la región macaronésica –con quien compartir una gran biota terrestre–, en el caso del medio marino presenta otras particularidades que la diferencia del resto.
Entre los invertebrados, los moluscos destacan principalmente por su alta diversidad de especies. De las 800 de gasterópodos registradas en las Islas, casi un 40% son endémicas, especialmente las del género Conus, de notable singularidad.
Por otro lado, las playas de Cabo Verde se convierten en santuarios para algunas especies de tortugas marinas durante los meses de mayo a septiembre, cuando miles de ejemplares llegan, en su mayoría a la isla de Boa Vista, para anidar y poner huevos. Las principales especies de estos reptiles que visitan el Archipiélago son la tortuga boba (Caretta caretta), la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), la tortuga carey (Eretmochelys imbricata), la tortuga golfina (Lepidochelys olivacea) y la tortuga verde (Chelonia mydas).