En La Gomera, La Palma y Gran Canaria también han sido encontradas pero en una significativa menor proporción.
El Museo Arqueológico de Tenerife posee entre sus colecciones de cerámica aborigen cientos de cuentas de barro. Estos elementos de adorno personal son hallazgos habituales en cuevas de enterramiento, formando parte del ajuar funerario, aunque también aparecen muy ocasionalmente en las cuevas de habitación.
Presentan un repertorio amplio en cuanto a sus formas: discoidales, tubulares, tipo barril, o segmentadas y están elaboradas con pastas de buena calidad y un acabado muy cuidado. Los colores van de los tonos rojizos a los marrones.
Al tratarse de materia orgánica, fibra vegetal o cuero, los cordones que formaban estos elementos de adorno no se han conservado, razón por la que las cuentas aparecen de forma dispersa en el sedimento. Son sus reducidas dimensiones las que han garantizado, en buena parte, su ocultación y han evitado el expolio que secularmente ha sufrido el resto del registro arqueológico funerario característico de las cuevas guanches, compuesto fundamentalmente por restos antropológicos y, en algunas ocasiones, evidencias de un exiguo ajuar constituido por recipientes o fragmentos cerámicos, tabonas y punzones de hueso en su mayoría.
Por otro lado, esta dispersión hace difícil adscribir las cuentas de collar a un individuo determinado cuando se trata de enterramientos colectivos o necrópolis, aunque existen algunos casos como la cueva sepulcral del Barranco de Jagua (El Rosario) donde se localizaron las cuentas en torno al cuello y en la tierra próxima al pecho, o el yacimiento de Mesa del Mar (Tacoronte) en donde las cuentas aparecieron asociadas claramente a varios individuos.
Ya en los años 40 del pasado siglo L. Diego Cuscoy, primer director del Museo Arqueológico de Tenerife, advirtió la relación entre estos pequeños objetos y los enclaves funerarios y a él debemos su primer estudio descriptivo monográfico publicado en la Revista de Historia. Pero la primera referencia a estos objetos la encontramos en las Noticias de la Historia General de las Islas Canarias de J. de Viera y Clavijo, precisamente en el capítulo dedicado a las costumbres funerarias de los guanches y la momificación. En 1767, según nos cuenta este autor, unos muchachos extrajeron una considerable cantidad de cuentas de collar de varias cuevas de Güímar.
Son numerosas las cuevas de enterramiento de las que proceden las colecciones de cuentas de collar que hoy día custodia nuestro Museo, localizadas a lo largo de toda la geografía insular, si bien es en la vertiente norte donde se registra un mayor porcentaje. Podemos mencionar, entre otros, los yacimientos de El Becerril, Bco. de Milán, El Roquillo, Bajamar (La Laguna), San Andrés, Taganana (Santa Cruz), Barranco de Jagua, Bco. de la Cruz de las Ánimas (El Rosario), La Enladrillada (Tegueste), Los Sauces, Guayonge, Mesa del Mar (Tacoronte), Cueva de los Caninos, La Garañona, Risco del Castillo, Bco. Cabrera, Risco del Perro (El Sauzal-La Matanza), Bco. Los Naranjos (Santa Úrsula), La Gotera (San Juan de la Rambla), Las Barandas, El Andén (Icod de los Vinos), Las Moradas, La Laja, Risco de Tamarco, Cueva de Taburco (Los Silos-Buenavista), Las Laderas (Arona), Uchova (San Miguel), Igueste, Bco. del Rincón (Candelaria), Llano de Maja, Cañada del Capricho (Las Cañadas)…
Bajo el título “¿Sabías que…?”, presentamos esta sección que incluye curiosidades, anécdotas, particularidades de algunos objetos, piezas o especímenes; referencias a antiguas expediciones; resultado de los trabajos de investigación y demás temas vinculados con Museos de Tenerife.