Enclaves ceremoniales. Canales y cazoletas en la isla de La Palma (Islas Canarias, España)
Miguel Ángel Martín González
Después de los grabados rupestres, los canales y cazoletas son los elementos sagrados más numerosos en la isla de La Palma, muchas veces asociados a otras insculturas como cúpulas y grabados rupestres de tipología antropomorfa. Son espacios al aire libre, con gran dominio paisajístico, distribuidos por todo tipo de ambientes de la costa, las medianías y la cumbre, en las laderas de roques y montañas, siendo excepcional su posicionamiento en el interior de cuevas y sobre las cimas de las montañas.
El paisaje no es solo un espacio doméstico y de aprovechamiento económico; paralelamente, adquiere una dimensión ritual y simbólica como parte de un horizonte cultural pensado entre el simbolismo y la racionalidad.
Los antiguos habitantes de La Palma no tenían el poder de gobernar los fenómenos que ocurrían en la naturaleza; sin embargo, creían que ordenando el espacio podían controlar el tiempo. De este modo, una de las finalidades del ritual sería la conservación del orden cósmico. Habitar el espacio es habitar también el tiempo. Por lo tanto, el significado surge, pues, de la concordancia y la armonía entre ciertos aspectos que unen el contenido con el contexto.
Desde estos espacios con canales y cazoletas, el pensamiento simbólico se proyecta sobre el paisaje gracias a la orientación astronómica, es decir, a partir de que el humano se sitúa en relación con el cosmos. El esquema mental les llevó a establecer el punto fijo (canales y cazoletas como axis mundi o centro del mundo), tomando como referencia otro elemento natural significativos (roque o montaña) y la unidad recurrente en el orden temporal como es el sol (solsticios y equinoccios). De esta forma nace la conexión entre el espacio elegido con el tiempo percibido. La maquinaria cósmica comienza a funcionar y esto les procuró seguridad y protección.