Los últimos trabajos revelan un modelo de asentamiento localizado en varios puntos del islote.
El Museo Arqueológico de Tenerife junto con el Cabildo de Fuerteventura y la Universidad de La Laguna, durante el mes de noviembre ha desarrollado la cuarta campaña de excavación arqueológica en el yacimiento romano de la isla de Lobos. Todo ello se desarrolla en el marco del convenio de colaboración suscrito entre Museos de Tenerife y el Cabildo de Fuerteventura.
En esta ocasión, la intervención arqueológica tuvo lugar en cuatro sectores del islote:
Por un lado, se continuó trabajando en el yacimiento denominado Lobos 1, que en campañas anteriores ya había sido objeto de excavación, donde se ubica un taller de producción de púrpura de época romana, fechado entre el siglo I a.C. y el I d.C. En esta campaña se terminó de definir una sexta estructura arquitectónica, cuadrangular con paredes medianeras, cuyos muros están elaborados con materiales basálticos y bloques de arenisca de diversa morfología, de mediano y gran tamaño, así como muros de contención que protegen a estas estructuras de los derrubios procedentes del pequeño cono volcánico contiguo (hornito). También se han localizado concheros de Stramonita haemastoma junto a instrumental lítico (machacadores, yunques…), herramientas propias de la actividad extractiva de la púrpura y objetos metálicos, anzuelos de bronce y pesa de red de plomo.
Al mismo tiempo, se realizaron sondeos en otros puntos de la isla, próximos a la costa, entre la Playa de la Calera y el Muelle.
En una zona próxima a la playa y al pie de un cono volcánico, denominada Lobos 2, se practicaron dos catas asociadas a unas estructuras pétreas, siendo ambas estériles arqueológicamente.
Otro de los sondeos, Lobos 3, se realizó en un lugar ubicado entre dos conos volcánicos y resguardado de los vientos. En él se localizó una estructura de combustión de considerable potencia junto con cerámica de cocina (ollas, contenedores de alimentos…) y vajilla de mesa (jarras, fuentes, recipientes de paredes finas, sigillata…), así como restos de fauna terrestre y marina indicativos de una actividad doméstica-alimenticia.
En otra de las zonas, Lobos 4, se descubrió una plataforma rectangular de piedra de gran solidez junto con restos de ánforas y de una pequeña acumulación de conchas de Stramonita haemastoma. Este lugar, abierto al mar, se sitúa a sotavento sirviendo actualmente de abrigo y fondeadero de los barcos lo que hace pensar que en el pasado pudo haber funcionado de manera similar, si bien serán futuras investigaciones las que permitan definir su funcionalidad.
Los materiales encontrados corresponden a manufacturas romanas. La cerámica a torno comprende ánforas, vajilla de mesa y cocina y recipientes de cerámica fina. El metal, bronce, hierro y plomo-estaño está representado por anzuelos, punzones, aguja de coser redes, fíbulas, clavos y recipientes; y el instrumental lítico agrupa yunques, machacadores y mortero. Los restos de alimentación muestran un consumo de ovicaprinos, cerdos, peces, moluscos y cereales.
Todos los materiales recuperados hasta ahora, se encuentran temporalmente depositados en el Museo Arqueológico de Tenerife donde están siendo estudiados y catalogados por el equipo de investigación del proyecto.
Este descubrimiento permite situar al islote de Lobos como límite meridional de los intereses económicos romanos en época altoimperial. La púrpura fue considerada uno de los productos más preciados, convirtiéndose su comercialización en una actividad muy lucrativa que minimizaba los costes de explotación en zonas tan alejadas del Imperio como nuestro archipiélago.