Además, realizaron una salida de campo con una de las conservadoras del citado museo para conocer algunas dunas fósiles cementadas del sur de la isla
Markes Johnson y Gudveig Baarli, profesores eméritos de Geología y Paleontología marina del Williams College (Massachusetts, EEUU) han visitado recientemente la isla con el objetivo de participar como ponentes en una conferencia, en el Museo de la Naturaleza y el Hombre, sobre las asociaciones de algas calcáreas coralinas, los rodolitos o confites fósiles que podemos observar en muchas islas de la Macaronesia, incluido Canarias. Además, estos investigadores estudiaron muestras de arenas organógenas procedentes de diferentes playas y zonas de interior de las islas Canarias, para conocer el porcentaje de restos de rodolitos que se encuentran en ellas. Este trabajo se está haciendo en colaboración con Esther Martín González, conservadora del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, en el marco de un proyecto de investigación más amplio que tiene como principal objetivo determinar la importancia de los fragmentos de estas algas calcáreas en el origen de estas formaciones sedimentarias y que incluye zonas costeras de Baja California, en México, o de Shark Bay, en el oeste de Australia.
Asimismo, los investigadores pudieron estudiar in situ las dunas fósiles cementadas depositadas en las laderas de algunos conos volcánicos litorales del sur de la isla, como es el caso de Montaña Roja, Montaña Pelada y Montaña Amarilla. Estas dunas se formaron en periodos en los que el nivel del mar se encontraba mucho más bajo que el actual, dejando al descubierto enormes extensiones de arenas organógenas, que fueron removilizadas por el viento hasta quedar atrapadas contra las laderas de los edificios volcánicos. Estos depósitos dunares nos ofrecen una importante información paleoambiental, ya que nos pueden indicar la dirección de las corrientes marinas y vientos dominantes, así como la composición sedimentológica de los fondos marinos cercanos.
Los fondos marinos de rodolitos son fundamentales como protectores de la biodiversidad, ya que se ha determinado que existe una alta riqueza y abundancia de organismos asociados a ellos, principalmente macroalgas, invertebrados y peces, constituyendo un hábitat alternativo para especies, tanto de hábitats rocosos como arenosos. Además, los rodolitos pueden formar agregaciones muy densas (mantos) en la zona costera submareal, que puede variar en extensión desde unos cuantos metros hasta varios kilómetros. Debido a que cubren varias extensiones del fondo marino y a que están en continuo crecimiento, estos organismos son productores natos de sedimento de origen biológico (carbonato de calcio), el cual puede llegar a ser muy relevante en los procesos sedimentarios costeros, como es el caso de la formación de playas de arenas organógenas y dunas.
Los yacimientos con rodolitos fósiles han sido explotados masivamente en Canarias para su quema y obtención de cal, lo que ha conducido a la pérdida de una información paleontológica esencial. Recientemente se ha demostrado que un individuo puede vivir hasta cien años y que esto puede constituir un excelente indicador del cambio climático, por lo que hemos perdido un importante recurso para conocer la variabilidad climática acontecida en las islas en los últimos millones o miles de años.