Las Salvajes constituyen un diminuto archipiélago situado a 280 km al sur de Madeira y 165 km al norte de Tenerife. Básicamente, son tres islotes rodeados por numerosas bajas y arrecifes, cuya superficie total no alcanza las 30 hectáreas. A pesar de su reducido tamaño, albergan una enorme cantidad de especies animales y vegetales, por ejemplo, 100 especies de insectos, 30 de arañas, 60 de plantas con flores ó 40 de líquenes. Además, el 20% de las especies de insectos y de plantas son endémicas, como también lo son los dos únicos reptiles que se encuentran, una lagartija y un perenquén. A esa importante biodiversidad -una de las mayores del mundo en función de su superficie- hay que añadir las grandes colonias de diferentes aves marinas, cuyo número se estima en casi 100.000 parejas en las épocas de reproducción.
Su descubrimiento oficial se atribuye al navegante portugués Diogo Gomes quien, a mediados del siglo XV, tomó posesión de ellas en nombre de la corona portuguesa. Desde entonces y hasta 1971, cuando fueron declaradas Reserva Natural, las Salvajes eran visitadas regularmente por pescadores de Madeira y de las Islas Canarias, sobre todo, de Lanzarote y Tenerife. Allí permanecían largas temporadas dedicados a la pesca, el marisqueo y a la captura de la pardela cenicienta, un ave marina muy valorada tanto por su carne, como por el plumón de las crías y por el famoso “aceite de pardela”, un eficaz remedio para paliar diversas enfermedades de la piel (psoriasis, eczemas, llagas, etc.).
Desde el punto de vista biogeográfico, las Islas Salvajes representan un eslabón entre los archipiélagos de Madeira y Canarias, que forman el núcleo central de la Macaronesia. La región macaronésica está constituida por una cadena irregular de más de 30 islas y numerosos islotes y bancos submarinos de origen volcánico, que se extiende por el Atlántico Occidental, desde las Azores hasta Cabo Verde. Entre esas islas, agrupadas en cinco archipiélagos (Azores, Madeira, Salvajes, Canarias y Cabo Verde), existen una serie de relaciones biológicas que actualmente poco tienen que ver con las regiones continentales más cercanas. Por eso, la Macaronesia se considera una región biogeográfica con entidad propia, reconocida oficialmente por la Unión Europea, de la que recibe importantes apoyos económicos para proyectos relacionados con la conservación de su peculiar naturaleza.
El Museo de Ciencias Naturales de Tenerife siempre ha tenido “vocación macaronésica”, esto es, un gran interés por conocer y estudiar nuestro entorno geográfico, las afinidades y las diferencias entre los diferentes archipiélagos, y entre estos y las vecinas regiones continentales. Por esta razón, la primera expedición científica del museo más allá de nuestras islas fue a las Salvajes, que, desde la Punta de Anaga, están más cerca que El Hierro, Fuerteventura y Lanzarote. Ese viaje representó el inicio de otras muchas expediciones que hemos tenido la gran suerte de realizar a lo largo de los últimos 35 años, en las que hemos visitado prácticamente todas las islas macaronésicas y buena parte de las regiones africanas más próximas. El Museo de Ciencias Naturales cuenta en la actualidad con importantes colecciones naturalísticas procedentes de esas expediciones, y sus resultados han sido objeto de más de un centenar de publicaciones en libros y artículos científicos.
Lázaro Sánchez-Pinto es director del Museo de Ciencias Naturales. Ha participado en varias expediciones, y colaborado en numerosos proyectos y publicaciones científicas.
Abierta al público.
Fecha: 31/01/12
Lugar: Museo de la Naturaleza y el Hombre
Horario: de 19:00 a 20:30h.
Curso «Cuaderno de Viaje. Taller de Literatura de Viajes, Expediciones y Aventuras»