Daigo Kobayashi, antiguo violoncelista de una orquesta que se acaba de disolver, acaba vagando por las calles sin trabajo y sin demasiada esperanza. Por ello, decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un empleo como enterrador: limpia los cuerpos, los coloca en su ataúd y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá en este ritual de muerte la chispa vital que le faltaba a su propia vida. (FILMAFFINITY)
Invitado
Alfonso Miguel García Hernández (Santa Cruz de la Palma, España, 1961) es profesor titular de Universidad del área de Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de La Laguna (Tenerife). Es licenciado en Antropología Social y Cultural por la Universidad Católica San Antonio de Murcia y doctor en Antropología por la Universidad de La Laguna. Presidente de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología (www.tanatologia.org) y director de varios masters Universitarios relacionados con sus principales líneas de investigación: la educación en los cuidados al final de la vida, la muerte y el duelo y la antropología de la muerte. Ha sido director del Departamento de Enfermería (2011-2015) y vicerrector de Estudiantes (2015-2017) de la Universidad de La Laguna. Es autor de un buen número de publicaciones como «Vivir el duelo». «La experiencia de perder un hijo» (2010); «La pérdida y el duelo», «Una experiencia compartida» (2012) y «El duelo», «Un espacio intermedio de aprendizaje en la vida (2012)». Además, compagina su actividad académica con su pasión por la escultura.
La muerte y el morir del otro se presenta como esbozo del objeto de estudio antropológico de la muerte, como ciencia del hombre por excelencia que ha buscado leyes del pensamiento y de la sociedad, teniendo en cuenta las diferencias espaciales y temporales, y que ha tratado en vano encontrar modelos universales a modo de modelos explicativos, situando al hombre en sistemas socioculturales que constituyen según su sistema de valores y creencias, una interpretación cultural del fenómeno reflejándolo en la actividad ritual.
La historia del estudio de la muerte, y en particular desde la antropología, es la de un marco disputado y de márgenes indelimitados, con contornos dudosos y marcadas indefiniciones como campo de estudio propio. Minado de connotaciones extracientíficas y la naturaleza irracional de algunos fenómenos asociados con el morir, con él morimos y con lo que sucede tras el mismo: fenómenos pre y postfunerarios cargados de un simbolismo cosmológico, no está al margen de los grandes debates epistemológicos.