Una intensa lluvia azotaba el cristal delantero del coche aquella tarde húmeda de otoño. Conduciendo hacia la Universidad de Utah, y al tiempo que planificaba una excursión de fin de semana a un enclave cercano al Lago Salado, el Doctor Eric Tepe, investigador botánico y experto en la familia de las Solanáceas, no dejaba de elucubrar sobre aquella mujer que tanto le había fascinado desde que oyó contar su historia. No podía dejar de pensar en ella. Tenía que hacer algo, era lógico…era justo.
Puerto de Rochefort (Francia), bajo el reinado de Luis XV (1 de febrero de 1767)
Él se lo pidió suplicante, casi de rodillas, el viaje estaba a punto de comenzar. Había recibido la encomienda del propio Rey. Su nombre había sido seleccionado y, aunque estaba ansioso por embarcar, separarse de ella era una dura prueba por la que se resistía a pasar, su amor iba más allá. Ella aceptó gustosa el plan establecido, sin dilación ni titubeos, aun a sabiendas del riesgo que corría si era descubierta: la Marina de Guerra Francesa era inapelable contra aquellos que incumplían sus mandatos… ¡pena de muerte según Auto de fecha 15 de abril de 1689! La dulce Jeanne aprovechó ese instante para recordar con nostalgia sus orígenes…su nacimiento en aquel pequeño pueblecito de Borgoña, el 27 de julio de 1740; los primeros años en la tranquila granja de su padre y cómo -a la muerte de su progenitor- pasó a trabajar de institutriz del hijo del Dr. Philibert Commerson, un señor atractivo que seducido por la gracilidad y la inteligencia de la responsable de su hijo, le impartía clases de botánica y le confiaba en secreto el complejo protocolo de la preparación de herbarios.
Jeanne Baret (en calidad de mozo ayudante de científico por sus conocimientos sobre plantas medicinales) embarcó junto al Profesor Philibert Commerson a bordo del Étoile (una urca). Este era uno de los dos buques que, junto al Boudeuse, al mando de Louis Antoine Bougainville, zarpó de Francia para circumnavegar el mundo durante tres años, en un itinerario que incluyó Brasil, Uruguay, Argentina, Madagascar, Tahití y otras localidades del Pacífico y el océano Índico. Cerca de seis mil plantas se recolectaron en el curso de la larga travesía, conocida como Expedición Bougainville. Pero frente a las costas de Sudamérica, Commerson enfermó y ya no pudo desembarcar más. Baret –entonces- se hizo cargo de todo el trabajo de campo, en el que llegó -entre otros especímenes- a recolectar en Brasil la llamada “planta de Santa Rita” o “buganvilla” (género Bougainvillea), denominada así en honor del comandante de la expedición. El cual, intrigado ante la presencia del enigmático “muchacho” enrolado en el l’Etoile, escribió en su diario a bordo…”circula el extraño rumor de que el ayudante de Commerson es una mujer. Su estructura, voz, aspecto lampiño y el hecho que nunca se cambie de ropa delante de otros…ha levantado sospechas…Habrá que estar atentos e informar…”
Jeanne fue descubierta en Tahití por los nativos, delatada, detenida y trasladada al navío Boudeuse. Más tarde junto a Commerson, “benévolamente”, abandonada a su suerte en isla de Francia (actual Mauricio). El botánico real –gravemente enfermo- murió y ella después de muchas cuitas dignas de una novela, se casa en Port Louis. Regresa finalmente a Francia con 30 cajas selladas conteniendo más de 5.000 plantas recolectadas en el viaje (de las que 3.000 eran nuevas para la ciencia). Con los años, el Rey reconoce oficialmente su trabajo y le concede una pensión de 200 libras, falleciendo el 5 de agosto de 1807 a la edad de sesenta y siete años.
Salt Lake City (Utah, Estados Unidos), finales del año 2011.
El Dr. Eric Tepe detiene su coche con un frenazo brusco, está seguro de su decisión, tiene que hacerlo. Cuando llega al despacho convoca una reunión urgente con su equipo, es lo menos que puede hacer por una mujer ignorada durante más de 250 años, la primera fémina en dar la vuelta al mundo a bordo de un navío del siglo XVIII, con el pelo obligatoriamente cortado “a lo garçon”, toscas vendas oprimiendo con intenso dolor las curvas de sus senos, vestimenta masculina, voz fingida, gestos varoniles y, al tiempo, recolectando, describiendo, catalogando, conservando y escribiendo sobre plantas durante dos años, en un oscuro camarote de un barco de treinta metros de eslora bajo la tenue luz de velones de nauseabundos olores. ¿Y todo lo hizo por amor, por amor a Commerson? se preguntó entusiasmado Tepe.
Tepe, E. J., G. Ridley & L. Bohs (2012). A new species of Solanum named for Jeanne Baret, an overlooked contributor to the history of botany. Phytokeys (8): 37-47. Los autores en esta publicación describen Solanum baretiae como nueva especie para la ciencia, en honor de Jeanne Baret (la polizona del Bougainville)…
Fátima Hernández Martín, Dra. en Biología Marina y Conservadora del Museo de la Naturaleza y el Hombre.