En los últimos años, afortunadamente, hemos oído hablar mucho de los sebadales. Estos enclaves vegetales submarinos se desarrollan, en Canarias, a poca profundidad en fondos arenosos o arenoso-fangosos, al cobijo de vientos y corrientes dominantes en el Archipiélago, gracias a la influencia de los benefactores rayos solares, cálidos y generadores de vida. La seba nombre con el que son conocidas estas plantas en las Islas- tiene forma de cintas verdosas y estrechas. Constituyen amplias extensiones frondosas, con raíces, flores y que dan frutos y semillas como cualquier planta superior- al contrario que sus parientes, las conocidas algas que aunque parezca extraño- poco tienen que ver con ellas. Los sebadales se balancean rítmicamente, con las periódicas ondas de agua -las corrientes del fondo- que en el lugar donde estos vegetales eligen vivir, preferentemente al sur de las Islas, no suelen ser muy vehementes. En sus refugios costeros, a poca profundidad, en esta amalgama de verde, ondulaciones y ramas, se desarrolla una vida animal de importancia vital. No sólo la típica de estos parajes, sino lo que denominamos «la acompañante», tanto macrofauna como microfauna, que encuentra en el entorno alimento y refugio. Pero hay un aspecto que llama mucho la atención, el papel de recepción de «los más pequeños», ya que algunos adultos, protegidos de predadores, realizan sus puestas, desarrollándose los juveniles aquí, durante un tiempo variable según cada especie. Es este detalle, junto a otros evidentemente de suma importancia, lo que nos lleva a valorar aún más estos núcleos de biodiversidad. Es como si entráramos en una zona de relax, donde las condiciones son estables, no tan tumultuosas como en otras con corrientes más arriesgadas, se aprecia más
«seguridad». Si realizamos una excursión de observación detallada, podemos encontrarnos con algunos organismos muy sorpresivos, que muchas veces nos resulta difícil visualizar e identificar, aunque siendo suspicaces podemos averiguar de quién se trata
Y, de igual modo que hay cefalópodos que se desplazan cerca del fondo, también están sus pequeños. Y si los lenguados se disfrazan, se camuflan entre el lodo, arena o fango del sustrato; sus crías, blanquecinas, sutiles y delicadas, flotan cerca de estos parajes, próximas a sus progenitores, anhelando que dentro de un tiempo su depósito firme en el fondo, les provoque cambios en sus cuerpos y el reposo sosegado que poco a poco las transforme en ese adulto que, aplanado y casi sin grosor, se confunde con el propio sustrato. Tiburones, erizos de cuerpo irregular, rayas, peinetas, salmonetes, lenguados, peces-peine, peces-lagarto, estrellas, caballitos de mar, anguilas jardineras -junto a un maravilloso mundo microscópico que flota en las masas de agua envolventes del entorno- hacen de estos lugares algo más que enclaves ecológicos. Son las guarderías del futuro, el de nuestros mares, igual que las praderas de algas son lugares productivos, enigmáticos, donde camuflarse tampoco es difícil y se acoge y alimenta vida animal, algo diferente a la del sebadal, pero
igual de importante.
Praderas de sebadales y extensiones de algas tienen un valor estratégico en la ecología de los fondos canarios. Ejemplos miles: fijación de la arena del fondo sebadales-, alimentación de herbívoros peces y otros invertebrados que raspan algas de las rocas-, cobijo y protección de temerosos caso de los caballitos de mar, camuflados entre las hojas acintadas de sebas- o acogida temporal de los más pequeñines
Pero, no hay que olvidar que estos enclaves son también un espectáculo de estética visual, de vida y de futuro, de riqueza natural y de esperanza, es decir, de que las cosas siempre deben quedar como están, disculpen, quise decir
¿cómo estaban?
PARA LOS MÁS CURIOSOS
NOMBRE COMÚN: Sebadales o «seba»
NOMBRE CIENTÍFICO: Cymodocea nodosa
ECOLOGÍA: Fanerógamas marinas que forman extensas praderas que presentan la estructura de las plantas superiores al desarrollar raíz, tallo, hojas, flores, frutos y semillas. Conforman uno de los ecosistemas más productivos de Canarias, ocupando los sustratos arenosos o arenoso-fangosos de la mayoría de las Islas. La especie más frecuente, Cymodocea nodosa, conocida como «seba» desarrolla largas hojas acintadas que crecen a lo largo de un tallo rizomatoso en el sustrato blando.
BATIMETRÍA: Dado el aporte necesario de luz para llevar a cabo la fotosíntesis, estas praderas de plantas subacuáticas se extienden, sobre todo, entre los 10-30 m, aunque su distribución puede oscilar en profundidad.
DISTRIBUCIÓN EN CANARIAS: Los sebadales crecen en los fondos arenosos o arenoso-fangosos del litoral canario, si bien se distribuyen preferentemente a sotavento de las islas orientales y centrales, en ambientes relativamente abrigados de los vientos y las corrientes dominantes, requiriendo además de cierta cantidad de materia orgánica en el sedimento.
DISTRIBUCIÓN MUNDIAL: Amplia, abarcando zonas muy extensas a nivel mundial. Cymodocea nodosa se distribuye principalmente en los archipiélagos de Madeira, Canarias y Cabo Verde, mientras que en el mar Mediterráneo la especie más frecuente es Posidonia oceanica.
FAUNA ACOMPAÑANTE: Muchos grupos de animales invertebrados están representados en los sebadales, tales como: cnidarios (anémona Anemonia sulcata), crustáceos (cangrejo ermitaño Dardanus calidus), moluscos (puesta de chocos Sepia officinalis) equinodermos (estrellas de mar, erizos de cuerpo irregular). En cuanto a los vertebrados podemos encontrar juveniles y adultos de: caballitos de mar (Hippocampus hippocampus), peces-peine (Xyrichtys novacula), peces-lagarto (Synodus saurus), tapaculos (Bothus podas), anguilas jardineras (Heteroconger longissimus), salmonetes (Mullus surmuletus), así como tiburones (cazón, Mustelus mustelus), entre otros
VEGETACIÓN ACOMPAÑANTE: En algunos casos es posible que la «seba» forme extensas praderas con un tipo de algas vedes del género Caulerpa, permitiendo al mismo tiempo el desarrollo de una gran biomasa de algas epífitas.
PAPEL ECOLÓGICO: Los sebadales cumplen diversas funciones en el ecosistema litoral al contribuir a la fijación y estabilización de los sedimentos arenosos, así como a la producción de una gran cantidad de materia detrítica. Al mismo tiempo que intervienen activamente en el ciclo de los elementos fijando el carbono y el nitrógeno, permiten el desarrollo de comunidades asociadas, tanto de algas epífitas como acompañantes, sirviendo de hábitat y refugio a una rica y diversa comunidad faunística: larvas, juveniles y adultos de peces e invertebrados, algunas de cuyas especies tienen gran importancia comercial.
IMPACTO SOBRE ELLOS: Su elevada tasa de productividad convierte a los sebadales en uno de los ecosistemas marinos más ricos del Archipiélago. Sin embargo, dada su fragilidad e incremento de la presión antrópica ejercida en el litoral, las praderas de fanerógamas marinas han sufrido una drástica regresión.
CURIOSIDADES: Arribazones, tanto de Cymodocea nodosa como de la macroalga Cystoseira abies-marina, son arrojados por las mareas, en las playas, generalmente en primavera y en otoño. Antiguamente fueron utilizadas como fertilizantes y como material de relleno para colchones y almohadas.
Fátima Hernández, María Eugenia León y Alejandro de Vera
Sección de Biología Marina
Museo de Ciencias Naturales de Tenerife
Organismo Autónomo de Museos y Centros