El efecto Föehn, está relacionado con un viento del norte de los Alpes y se produce cuando una masa de aire es obligada a ascender al encontrar una montaña. Esto provoca que la masa de aire se enfríe, y que el vapor de agua, que contiene, se condense, dando lugar a nubes y a menudo precipitación. Al descender por la otra cara de la montaña la masa de aire ha perdido su humedad. Se trata, por tanto, de un aire seco que desciende rápidamente aumentando la presión atmosférica y, por tanto, la temperatura. De esta manera lo que en la ladera de barlovento es humedad y precipitación, en sotavento es tiempo despejado y calor. (glosario de términos meteorológicos del AEMET)
Un efecto Foëhn que podemos definirlo como la transformación que sufre una masa de aire cuando atraviesa un obstáculo montañoso, y cuya principal característica sería un notable aumento de su temperatura. Cuando hay Foëhn en los valles situados a sotavento de las montañas, se registran subidas espectaculares de temperatura; un ascenso térmico que viene acompañado de un viento seco, cálido, muy molesto y racheado, que parece surgir a borbotones de la montaña. Ese carácter turbulento del viento viene condicionado por las características orográficas del terreno, siendo más acusado en los valles estrechos, profundos e intrincados.
De hecho, para entender por qué se produce este efecto, hay que tener en cuenta que el aire se enfría a un ritmo mayor o menor al ascender por la atmósfera, dependiendo de cuál sea su grado de humedad. Cuando una masa de aire seco encuentra en su recorrido una montaña, se ve obligada a remontarla, y en ese ascenso se enfría a razón de casi 1ºC/100 metros de ascensión. Ese es el cambio de temperatura aproximado que experimentamos cuando subimos por una montaña, por ejemplo, un día soleado. Al ir la masa de aire remontando la falda montañosa, se va enfriando de forma progresiva y llega un momento en que alcanza su nivel de condensación y empieza a formarse una nube orográfica. El aire se satura de humedad y al seguir ascendiendo (ya en forma de nube) sigue enfriándose, aunque a un ritmo menor, del orden de 0.5 ºC/100 metros. Si la montaña es lo suficientemente elevada, en esa cara de barlovento la nubosidad vinculada a ella dejará precipitaciones, perdiendo el aire gran parte de su contenido de humedad al llegar a la cima. Una vez allí arriba, el aire empieza a descender por la otra ladera, la de sotavento, pero al haberse convertido ya en aire seco, se calienta en todo el tramo descendente a razón de 1 ºC/100 metros, de manera que, al llegar al valle, el aire está bastante más caliente que inicialmente, cuando incidió en la montaña. (J. M. Viñas, divulgameteo.es)
¿Qué ocurre en Canarias?
Los vientos húmedos que soplan en el sector nornoroeste a noreste y llegan a las costas de Tenerife, se desplazan sobre las laderas y barrancos situados desde el noroeste al noreste. También, en muchas ocasiones, la masa de aire húmeda alcanza las laderas orientadas en direcciones este a sureste, principalmente en el Valle de Güimar. A partir de la cota 900 metros hasta 1100 metros, la masa húmeda alcanza el nivel de condensación, desarrollándose la capa de estratocúmulos, el mar de nubes típico. La altura y grosor de la capa nubosa depende de la época del año y de la velocidad del viento. En las laderas orientadas en las direcciones este a oeste, la altitud de la capa nubosa es superior y su grosor es inferior a la capa nubosa de la vertiente norte.
El mar de nubes sobre las laderas alcanza las lomas y crestas de montañas, provocando el efecto Foëhn. Los vientos de valle, los movimientos convectivos durante el periodo diurno, así como los vientos de montaña, impiden el contacto de la nube con las superficies inclinadas. En invierno y primavera, cuando el suelo y el sotobosque se encuentran suficientemente fríos para que las nubes tengan mayores posibilidades de contacto con los obstáculos, sucede el fenómeno meteorológico de precipitación de niebla.
Realmente, evaluar la precipitación de niebla en el bosque es una tarea muy comprometida por la variación de los parámetros meteorológicos entorno a cada árbol, morfología del obstáculo y densidad de follaje, factores que intervienen en la adherencia de las gotitas. Pero, el análisis de las mediciones realizadas nos permite afirmar: la precipitación en el interior del arbolado es inferior a la precipitación a cielo abierto; mientras que, en las zonas expuestas a los vientos húmedos con velocidades importantes, la precipitación en el interior del arbolado alcanza valores varias decenas de veces superiores a la precipitación a cielo abierto. Como conclusión: a) en los lugares adecuados donde el fenómeno de la precipitación de niebla es notable, el suelo recibe una precipitación de dos a cinco veces la precipitación sin arbolado y b) en las cumbres muy elevadas no existe este fenómeno, tiene lugar en lugares donde puede desbordarse el aire, las vaguadas o degolladas de montaña, lugar de convergencia del flujo de aire húmedo. (ver figuras 1 y 2, efecto Föehn)
Vientos suaves circulan sobre laderas inclinadas del valle de La Orotava, soplando brisas de valle y brisas de montaña.
Durante el día, el aire en las laderas despejadas de montaña provoca que el relieve se caliente de manera muy rápida, de tal manera que asciende con facilidad por la superficie de ésta. En cambio, por la noche, el aire en contacto con la pendiente montañosa se enfría de manera más rápida y se torna más denso, provocando que el aire frío descienda por acción de la gravedad.
Estos movimientos de aire se producen especialmente en terrenos montañosos rocosos o con praderas, reduciendo sus efectos los bosques y grandes construcciones. Observemos cómo las brisas de valle se producen durante el día y las brisas de montaña por la noche. (ver figura 3. Brisas de valle y de montaña. Vientos anabáticos y catabáticos).
Qué es un viento anabático, se trata de aquel que sopla de manera ascendente por la pendiente montañosa. También se le conoce por «brisa de valle«. Estos vientos suceden durante el día con tiempo soleado en calma. En la cima de la montaña, zona con más baja presiónque en la base, el aire fluye hacia esa zona en un proceso adiabático, y como el aire del valle está más caliente que en lo alto, se produce un viento húmedo y fresco que se eleva por la ladera y a su paso se condensa progresivamente en gotitas. Es común que el aire ascendente, se vaya enfriando por la altura. Aunque estos vientos no son muy fuertes, su presencia puede producir, muchas de las veces, neblinas o nubes orográficas, el llamado “mar de nubes” sobre las laderas.
El viento catabático, descendente, frecuentemente se produce de noche por un proceso físico opuesto. El viento frío se origina por enfriamiento radiativo en el punto más alto de una montaña, mientras la base de la montaña más caliente se crea una zona de más baja presión. Comienza a producirse a primeras horas de la noche cuando la radiación solar cesa y el suelo se enfría por emisión de radiación infrarroja. Como la densidad del aire se incrementa con el descenso de la temperatura, el aire fluye o “cae hacia abajo por la acción de la gravedad”, produciéndose un calentamiento por compresión, aunque sigue permaneciendo relativamente frío. (Ver figuras 4 y 5. Vientos de valle y rosas de viento trihorarias en la medianía alta del Valle de la Orotava).
Durante el periodo nocturno 0 h a 6 h y 21 h a 24 h, soplan vientos débiles en el sector sureste a norte y en la dirección norte son dominantes: el movimiento descendente del aire sobre el valle se denomina: efecto catabático. En las primeras horas de la mañana, periodo de transición noche/día, 6 h a 9 h, y el periodo diurno 9 h a 18 h, los vientos aumentan ligeramente sus velocidades y cambian drásticamente las direcciones; soplan vientos débiles en el sector noroeste a norte, en la dirección norte son dominantes; el movimiento ascendente del aire sobre el valle se denomina: efecto anabático. En las primeras horas, transición día a noche, periodo vespertino 18 h a 24 h, los vientos disminuyen sus velocidades y cambian paulatinamente sus direcciones, los vientos débiles soplan en el sector norte a sur y en las direcciones norte y sur son frecuentes.
Por ello, en general, en el periodo nocturno los vientos son muy débiles a débiles y soplan preferentemente en la dirección sur. En el periodo diurno los vientos son débiles a moderados, las intensidades del viento aumentan ligeramente, los vientos arrecian, y cambian progresivamente sus direcciones. En general, las intensidades y direcciones del viento cambian a lo largo del día. El efecto anabático – catabático se hace sentir notablemente.
Luis Manuel Santana Pérez
Físico, experto en meteorología y colaborador del MUNA, Museo de Naturaleza y Arqueología.
Agencia Española de Meteorología. AEMET
https://meteoglosario.aemet.es/es/termino/1028_brisa-de-ladera
https://meteoglosario.aemet.es/es/termino/953_brisa-de-valle
Viñas, J. M. http://www.divulgameteo.es/ampliab/5/63/El-efecto-foehn.html