Peste de Roma
En el año 1081 se declaró una oscura y misteriosa epidemia de la que apenas existen descripciones clínicas y que ha sido atribuida a fiebre tifoidea o disentería, complicada con paludismo, como causas más probables. Recordemos que existen evidencias de paludismo en la capital romana desde el año 450 AD motivada, entre otras cosas, por la deforestación con el consecuente cambio ecológico y los problemas sanitarios de la ciudad incluyendo la sobrepoblación de la misma.
Esta enfermedad altamente contagiosa afectó al ejército de Enrique IV, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, cuando pretendía poner sitio a la ciudad perdiendo miles de soldados y fracasando en la conquista.
Sudor inglés, pestis sudorosa o peste inglesa
Tuvo su origen en Inglaterra y, aunque se le ha dado un sinfín de nombres, se ha denominado más frecuentemente "Sudor inglés", "Enfermedad del sudor inglés", "Sudor Anglicus", “Sudor Britannicus”, “Morbus Anglicus” "Pestis sudorosa", “Sweating sickness” o "Peste inglesa".
El primer brote confirmado de "sudor inglés" tuvo lugar en agosto de 1485 - coincidiendo con el final de la Guerra de las Rosas por el control del trono de Inglaterra -, cuando Henry VII (primer rey de la Dinastía Tudor) entró triunfalmente en Londres después de vencer a Richard III en la batalla de Bosworth Field. Sin embargo, se cree que un poco antes - en junio - hubo otro brote que habría afectado a York. La mayoría de los historiadores coincide al señalar que fue introducida por mercenarios franceses del ejército de Henry, aunque curiosamente ellos no enfermaban. Este primer brote con origen en Londres duró hasta octubre de ese año acabando con la vida de más de 5000 personas, es decir un 25 % de los afectados, terminando tan súbitamente como había aparecido (esta era una de las características de la pestilencia: su abrupta aparición y desaparición, recorriendo en poco tiempo extensas comarcas).
Unos pocos años más tarde, en 1491 – 1492, reapareció en Irlanda, aunque sin causar los estragos anteriores y de ahí en adelante ocurrirían tres brotes más. En 1507 de nuevo fue Inglaterra el foco de la enfermedad que, aunque al principio parecía menos grave y extenso que los anteriores, se transformó en una epidemia letal unas semanas después llegando a matar al 50 % de la población en algunos lugares. De julio a diciembre de 1518, surgió un nuevo y grave brote que afectó solamente a Inglaterra.
El cuarto brote fue sin duda alguna el peor de los cinco y sería la primera vez que la enfermedad salía de las Islas Británicas. Comenzó en Londres en mayo de 1528 y muy rápidamente se extendió por toda Inglaterra, Irlanda y Gales (curiosamente no afectó a Escocia) y su tasa de mortalidad fue elevadísima (superior al 25 % de los afectados). De tierras británicas saltó a Hamburgo en Alemania (donde causó la muerte a más de mil personas en tan solo una semana) y desde ese puerto alemán se expandió rápidamente hacia Europa Oriental dejando un reguero de desolación y muerte. En diciembre de ese mismo año había llegado a Suiza, Suecia, Noruega, Dinamarca, Lituania, Rusia y Polonia e incluso hubo algunas decenas de casos en Amberes, Ámsterdam, Francia e Italia … y, cómo había ocurrido anteriormente, de la misma manera fulminante y enigmática en que había aparecido desapareció hacia 1530 tras alcanzar Austria, Polonia y la parte occidental de Rusia.
El quinto y último estallido del "Sudor Anglicus" ocurrió también en Inglaterra en 1551, pero no tuvo el impacto demoledor de los brotes anteriores. Desde entonces nunca más se volvieron a tener noticias de esta misteriosa enfermedad.
Llegados a este punto cabe preguntarse: ¿en qué consistía y cual podría haber sido su causa? Se trataba de una enfermedad transmisible y muy contagiosa, de probable origen vírico, que según parece se transmitía por vía respiratoria a través de las gotitas de saliva, aunque su auténtica causa sigue siendo un verdadero misterio.
Sería John Kaye, conocido como John Caius, médico de Shrewsbury quien señalaría que era peor que la peste y describió pormenorizadamente su cuadro clínico en su libro de 1552 "A Boke or Counseill Against the Disease Commonly Called the Swate, or Sweatyng Sickness" ("Un libro o consejo contra la enfermedad comúnmente llamada el Sudor, o la Enfermedad del Sudor"). Según el galeno inglés, presentaba un comienzo muy agudo con una sensación de temor irrefrenable; escalofríos muy intensos y vértigos; cefalea y dolores muy fuertes de cuello, hombros y miembros superiores e inferiores; y una gran astenia. Este inicio de la enfermedad duraba entre 30 minutos y 3-4 horas y a continuación se pasaba a un cuadro de fiebre y sudoración muy profusa (el signo más llamativo, de ahí su nombre) con olor fétido. Un poco más tarde aparecía una sensación de terrible calor, cefalea irresistible, artralgias y mialgias, delirio, taquicardia y sed muy intensa. Posteriormente, surgía dolor cardíaco y abdominal, dificultad respiratoria, letargia y colapso con fallo multiorgánico.
Era tan fulminante que el enfermo moría en menos de 24 horas – se decía que “mientras en la peste la gente se enfermaba antes de morir, en esta enfermedad el paciente moría antes de enfermar” - y los que sobrevivían no quedaban inmunizados.
Desde el punto de vista epidemiológico hay que señalar que se daba con mayor frecuencia en verano e inicios de otoño y, curiosamente, afectaba muy poco o prácticamente nada a los niños y parecía tener predilección por los adultos jóvenes, especialmente varones, de clases pudientes. Ya dijimos que su causa se desconoce aún y está claro que estuvo favorecida por las pésimas condiciones higiénicas y la insalubridad de las ciudades de Inglaterra y Europa del Norte en el inicio del Renacimiento. Como causas más plausibles se han esgrimido las siguientes: fiebre recurrente (causada por una bacteria, Borrelia, que se transmite por la picadura de piojos o garrapatas); ántrax o carbunco de origen bacteriano (Bacillus anthracis); algún tipo de gripe de alta gravedad; síndrome pulmonar por hantavirus (grupo de virus ARN que se transmiten por roedores) que es la causa más plausible; y una enfermedad de origen desconocido que terminaría por desaparecer sin que se haya podido identificar.