¿Cómo eran las condiciones naturales del norte de África en la Antigüedad? ¿Qué dicen los textos, la arqueología, la etnología y la paleoecología? En su conjunto, señalan que los montes eran elevados y contaban con bosques de árboles de anchas copas y gruesos troncos, habitados por elefantes, fieras y serpientes, con un extenso hábitat meridional circundante de sabana que suponía la antesala del desierto. Los grupos humanos -libios, maures, númidas y gétulos- organizados en tribus de denominación heterogénea evolucionaron agrupándose y/o disociándose desde confederaciones tribales a reinos de vida más o menos efímera que dejaron su impronta arqueológica por todo el territorio.
En esta zona interactuaron los elementos ambientales y las colectividades humanas que itineraban, transitaban o se asentaban junto a los recursos hídricos de los valles, llanuras y montañas promoviendo el pastoreo y los cultivos. Los hallazgos arqueológicos, los textos y los estudios paleoambientales detallan la presencia de bosques de cedro (Cedrus atlantica) y de thuya (Thuja articulata). Y un amplio elenco faunístico en el que destacan el león del Atlas (Felis leo barbaricus), el elefante del Atlas (Loxodonta africana pharaoensis) y el oso del Atlas (Ursus arctos crowtheri). Además de herbívoros como el carnero de Berbería (Ammotragus lervia), la gacela del Atlas (Gazella cuvieri), el alcelafo (Alcelaphus buselaphus buselaphus) y la gacela marroquí (Gazella dorcas massaesyla), como parte de la historia natural del antiguo reino de Mauretania recogida en la obra perdida de Juba II Sobre Libia de la que atesoramos retazos en la Naturalis Historia de Plinio El Viejo.
Dr. José Juan Jiménez González, conservador del Museo Arqueológico de Tenerife