Desde una concepción metodológica que imbrica la Arqueología y la Antigüedad, merced a su potencialidad para articular propuestas explicativas del registro de la cultura material e inmaterial, las manifestaciones rupestres de Lanzarote y Fuerteventura poseen gran relevancia en el dictamen positivo de las adaptaciones acontecidas en sus nichos insulares y en el desarrollo de estudios comparativos con otros ámbitos archipielágicos y continentales.
De esas expresiones destacaremos por su especificidad los caracteres alfabéticos y los podomorfos que, si bien en ocasiones se encuentran en distintos emplazamientos, generalmente suelen estar situados en puntos segregados de los entornos residenciales, como márgenes de barranco, roques, pitones, diques, elevaciones y montañas, otorgándoles una especial significación y originalidad.
Estos hitos rupestres alcanzaron un valor simbólico revelador en la comunidad tribal de los Majos o Maxies, destacando lo que proponemos como un binomio gráfico e iconográfico de las deidades y los antepasados. Pero, además, los descubrimientos escriturarios y los podomorfos documentados en Lanzarote y Fuerteventura demuestran que sus primeros pobladores pertenecieron a una misma unidad tribal indígena proveniente de una zona específica del Norte de África denominada Tripolitania (actual Libia), en un marco cronológico y cultural relacionado con el Mundo Antiguo cercano al comienzo de nuestra Era.
Dr. José Juan Jiménez González, conservador del Museo Arqueológico de Tenerife.