Durante el pasado mes de noviembre se ha realizado la octava campaña de excavaciones arqueológicas en el Taller romano de púrpura de Lobos 1, situado en la playa de La Calera, en el islote de Lobos.
Los trabajos emprendidos, como viene siendo habitual, se realizan en el marco de un Proyecto de Investigación interinstitucional bajo la dirección compartida por Isidoro Hernández Sánchez (Museo Arqueológico de Fuerteventura, Cabildo de Fuerteventura), Mercedes del Arco Aguilar (Museo Arqueológico de Tenerife, OAMC del Cabildo de Tenerife) y Carmen del Arco Aguilar (Dpto. de Geografía e Historia, Universidad de La Laguna), contando con un equipo interdisciplinar en el que por parte de nuestra institución se integran investigadores y personal de los museos Arqueológico y de Ciencias Naturales, del Instituto Canario de Bioantropología y del área Conservación.
Esta actividad de campo es posible gracias a la existencia de un Convenio interinstitucional entre los Cabildos de Fuerteventura y el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, así como con la colaboración de la empresa BINTER que cubre los traslados del equipo y todo el material técnico y arqueológico que se deposita temporalmente, para su estudio, en el Museo Arqueológico de Tenerife. En esta anualidad ha colaborado también la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias.
Como es conocido, el enclave es un taller de púrpura de época tardorrepublicana y alto imperial, especializado en la explotación de moluscos marinos de la familia de los murícidos, especialmente de Stramonita haemastoma y, en menor medida, de
Hexaplex duplex, cuyos restos identificamos en concheros, asociados a distintas herramientas, permitiéndonos estudiar el proceso tecnológico de extracción y obtención del tinte. Se trata de una actividad económica que producía importantes beneficios, lo que llevó a desarrollar una actividad de producción intensa durante, al menos, una centuria, con campañas estacionales que tenían un origen probable en Gades (actual Cádiz).
Los trabajos de excavación han afectado a 38 m2 de la zona sur del yacimiento. En ella hemos podido definir la existencia de un derrumbe o deslizamiento de piedras del
hornito volcánico instalado en la zona, que colapsa niveles de ocupación arqueológica, presentando aquél materiales diversos, siempre de filiación romana. Observamos también nuevos concheros de murícidos que están asociados a yunques y percutores líticos, a estructuras de combustión, en ocasiones de gran potencia, y sedimentos impregnados de púrpura, revelando que en la cercanía de los concheros se efectuaban las labores de cocimiento del producto animal extraído (las glándulas hipobranquiales portadoras de la sustancia precursora del tinte púrpura) con las consiguientes extracciones de la espuma o sobrenadante de la cocción que se vertían en el entorno. En esta zona, que funciona también como basurero, son abundantes los restos de fauna terrestre, predominando los ovicaprinos que, a veces, aparecen en porciones esqueléticas que muestran el despiezado de los animales, probablemente en raciones alimenticias en el caso de la columna o costillares. Los restos de pescado son también muy abundantes y registramos otros
animalia maris, como placas costales de tortugas y piezas dentarias de lobos marinos. Ha sido también muy abundante el repertorio de artefactos localizados, con cerámicas de variada tipología (ánforas, cerámica común y de mesa, paredes finas, barniz negro, lucernas), instrumental metálico (anzuelos y varillas de base de cobre, clavos de hierro y de base de cobre. Entre éstos una pieza que, junto a otra similar encontrada en la campaña anterior podemos atribuir a
clavi caligarii o tachuelas de sandalia.
En paralelo efectuamos una prospección con Georradar con el equipo del grupo de investigación de Pablo Atoche de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la intervención directa de dos geógrafos de esa universidad, Antonio Bueno y Claudio Moreno. Esta actuación, sobre varias zonas del entorno inmediato del yacimiento, ha permitido detectar áreas infrapuestas con diversas anomalías que muestran la probable extensión de una ocupación antigua, hoy cubierta por el jable, y que suponen expectativas de ampliación para el espacio arqueológico, un aspecto que comprobaremos en las próximas campañas con los correspondientes sondeos.
Nuestro agradecimiento a todas las instituciones, empresas y equipo de técnicos, topógrafo, arqueólogos, biólogos, geógrafos y operarios que han hecho posible el buen resultado de esta campaña.