En este taller, impartido por Satomi Morimoto y Tomás López-Perea Cruz, se ofrecerá un recorrido histórico por la música japonesa de los siglos XVIII, XIX y XX, donde los asistentes podrán observar los diferentes instrumentos de la música tradicional del país nipón, así como conocer el folclore japonés.
La música tradicional japonesa se conoce con el nombre de h?gaku, mientras que la palabra ongaku designa a la música en general. La denominación moderna J-Music se refiere a ciertas ramas de la música japonesa con toques occidentales.
El término h?gaku, o música tradicional japonesa, literalmente significa «la música de su propio país». La mayoría de diccionarios de música define h?gaku como un término general para la música japonesa que incluye Gagaku, que puede ser descrita como la música de la corte imperial, Shomyo, que cubre los cantos litúrgicos en la música budista, y las canciones folclóricas.
Un erudito japonés dijo alguna vez: «la música japonesa fue afectada por primera vez cuando la música occidental fue importada a Japón durante el avance hacia la civilización en el período Meiji, y luego por la cultura americana que explotó al país luego de la derrota del Japón en la Guerra del Pacífico». Como indica esta cita, la educación musical en Japón a partir del período Meiji fue basada en la música clásica europea y occidental. Esta música era enseñada como si fuera la única «verdadera» música; la vocalización del Belcanto era considerada hermosa, mientras que las voces ásperas y gruesas de estilos como gidayû y rokyoku se consideraban desagradables. Tales creencias que continuaron por cien años, separaron a la música tradicional de la vida de la gente.
Sin embargo, existió un período durante el cual la música tradicional retornó al centro de atención. Después de la Segunda Guerra Mundial surgió un nuevo tipo de música. Esta era una combinación entre la música tradicional y la música clásica occidental y se le conoció como «música tradicional contemporánea». Este género tuvo un auge repentino desde más o menos 1964. November Steps compuesta por Toru Takemitsu incorporaba la flauta shakuhachi interpretada por Katsuya Yokoyama y el laúd biwa por Kinshi Tsuruta, con los sonidos de una orquesta clásica occidental. El maestro de shakuhachi Hozan Yamamoto en su álbum Ginkai (Mundo Plateado) experimenta al tratar de tocar jazz con su flauta. Estos dos eventos crearon una nueva forma de música que iba más allá de la estructura de Oriente y Occidente, capturando así los corazones de la generación joven. Muchos músicos de hogaku de entre 40 y 50 años en esa época, tomaron decisiones importantes en cuanto a su profesión luego del fuerte impacto que produjo este nuevo movimiento que conducía hacia una música tradicional contemporánea.
La pianista y también soprano Satomi Morimoto, es licenciada por la Tokyo University of Arts and Music. Cursa un Master Degree of Music en la Guildhall School of Music and Drama, en Londres. En su dilatada carrera, Satomi ha realizado numerosos conciertos como solista con orquestas, ha compuesto temas para bandas sonoras y ha sido músico de estudio.
Por su parte, Tomás López-Perea Cruz se graduó en contrabajo en el Liceu de Barcelona. En el año 2001 es becado por la Guildhall School of Music and Drama de Londres para realizar un Master Degree en Orchestral Training bajo la tutela de Thomas Martin. Una vez concluido el Master se traslada de nuevo, esta vez a Tokio, donde empieza a tomar clases de música tradicional japonesa estudiando Shiamisen y Koto.