Antiguo Testamento, Homero, Cervantes, Poe, el mar, la luz, el amor, la guerra,… La Naturaleza, el Arte, el Ser Humano, lo que hemos sido y lo que quisimos ser… Vencedores y vencidos, la vida y la muerte. Sabinosa, El Hierro. Arozarena
Fiel a su trayectoria creativa, Rafael Arozarena (1923-2009) nos introduce a través de esta novela en mundos especiales, reales o imaginarios, donde a él le hubiese gustado vivir. No hay mejor manera de alejarnos de aquello que no nos gusta que crear un mundo distinto y mejor, y compartirlo con los demás.
Su imaginación crea unos personajes cotidianos y universales que no son ajenos al goce y al sufrimiento, en definitiva, a vivir la vida que les ha tocado vivir; a veces tamizando las sombras, a veces, las luces. En una atmósfera impregnada de una luz homérica en la que la vida y la muerte son como tragedias griegas. Y los sitúa en Sabinosa, en la isla de El Hierro, a la que Arozarena confiere un halo a modo de realismo mágico.
Tradiciones, mitos y personajes para engrandecer la literatura universal, con un lenguaje cuidado que denota un gran conocimiento de su oficio.
De entre los personajes de esta novela poliédrica en la que el autor juega con el título y con la frase final, deberíamos fijarnos en el «forastero», en el forastero una vez más. En esta ocasión, encarnado en el sobrino de tío Dacio y tía Inés.
Su primera novela Mararía la sitúa en la más oriental de las islas. La última, El señor de Faldas Verdes, en la más occidental. No para acotar el espacio geográfico de las islas, sino para ampliarlo, para universalizarlo, literariamente hablando. Oriente y occidente en la misma trayectoria creativa de Arozarena.
Sabores, colores, aromas, paisajes… es lo que vamos a vivir en esta nueva novela.