El guanche ha sido, y aún continúa siendo, objeto de interés, estudio, debate y, también −por qué no decirlo− de especulación desde que concluyó la conquista castellana, a finales del siglo XV, hasta la actualidad.
Estas jornadas, organizadas por el Museo Arqueológico de Tenerife y el Instituto Canario de Bioantropología (Museo de la Naturaleza y el Hombre), pretenden acercarse al mundo aborigen a través de una mirada interdisciplinar. Biología, arqueología, y bioantropología combinan nuevos descubrimientos y conocimientos sobre este tema para intentar explicar quienes eran y cómo vivían los guanches, tomando como punto de partida las líneas de estudio llevadas a cabo por el Prof. Arthur Aufderheide en la década de los años 80 y 90 del pasado siglo.
Con estas jornadas se quiere rendir un merecido homenaje a este patólogo investigador por su contribución en los estudios de momias, disciplina en la que destacó por sus investigaciones sobre la patología de los tejidos blandos en la antigüedad, la historia natural de la enfermedad y la paleoepidemiología de diversas enfermedades.
Su relación con el mundo funerario guanche comenzó en 1988, año en que realizó su primera visita a las islas para evaluar las posibilidades de emprender un proyecto conjunto, entre la Universidad de Minnesota-Duluth y el Museo Arqueológico de Tenerife, que arrojara luz sobre las momias de los aborígenes tinerfeños que, hasta entonces, eran muy poco conocidas en los foros científicos internacionales.
La creación del Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife al año siguiente facilitó que de aquel pequeño proyecto de investigación se pasara a desarrollar el denominado Proyecto CRONOS. Bioantropología de las Momias Guanches, comenzado a finales de 1989 y finalizado en 1992. Ese proyecto incluía un programa de investigación, un Congreso Mundial de Estudios sobre Momias y una exposición titulada “Momias. Los secretos del pasado”.
A partir de entonces, las momias guanches han estado presentes en todos y cada uno de los congresos mundiales celebrados hasta ahora y, además, la labor de estudio y conservación de las mismas ha sido considerada como un modelo internacional.