Dentro del curso “Detectives de la Naturaleza”: “Descriptio urbis: naturaleza y cultura en ciudad”.
Durante el amanecer, mientras la ciudad despierta, en el océano ya hay movimiento; y no es otro que el de la flota habitual de buques pesqueros que finaliza su jornada y regresa a puerto para descargar la captura diaria. Es aquí, en la lonja, donde comienza la venta y distribución de los productos marinos que se consumen en los hogares de cualquier urbe.
Sumidos en una actividad frenética desde primeras horas del día, este núcleo surte a tiendas, mercados y restaurantes de los peces y mariscos que habitan en las aguas adyacentes. Cada especie tiene su hábitat: unas cerca de la costa, otras en mar abierto o asociadas a fondos profundos; y para ello existe una técnica de pesca adecuada a cada caso. Ya en la cocina, son sometidos a diferentes procesos de elaboración atendiendo a la naturaleza y tradición culinaria local, para ser finalmente degustados por el consumidor una vez servidos en la mesa.