Después de varios intentos frustrados por parte de portugueses y castellanos, la verdadera y definitiva conquista de Gran Canaria comienza en 1478 con el desembarco en La Isleta de las tropas mercenarias de Juan Rejón.
Es en este contexto donde aparecen tres célebres personajes de la nobleza grancanaria: Adargoma, Maninidra y Guanarteme. El guayre (capitán) de Gáldar, Adargoma, hombre de una fuerza descomunal y gran valentía, según señalan las crónicas, probó esas virtudes guerreras, entre otras, en la batalla del Guiniguada (Las Palmas), junto a Maninidra (guayre de Telde) y un gran número de guerreros canarios. Su nombre vernáculo, que hacia honor a su fortaleza física, es traducido por la mayoría de cronistas, historiadores y lingüistas como “espaldas de risco”, pero que yo me atrevo a rebautizarlo como “piernas cortas”, del Tamajaq (Tuareg): adar (=pierna) y gumes (=pequeña, por debajo de lo normal), que concuerda más con su descripción física (tronco voluminoso y estatura mediana). En aquella encarnizada batalla (1478), después de causarles grandes estragos a los castellanos, nuestro héroe resultó herido y fue capturado, para luego ser conducido, encadenado, a España.
Bautizado con el nombre de Alonso de Córdoba, se sabe que pasó a ser criado del arzobispo de Sevilla, donde estuvo al menos tres años, y donde exhibió su portentosa fuerza, pues se decía que nadie era capaz de evitar que se tomara un vaso de vino, aun agarrándole con los dos brazos, sin que se derramara ni una gota. Regresó a su isla, posiblemente junto a Guanarteme, en 1481.
“El guapo” Maninidra, que según Viera y Clavijo era un hombre muy agraciado físicamente, alto y fuerte, fue uno de los principales caudillos canarios (guanches) durante la defensa de su isla. Es célebre su victoria en la batalla de Gando (hacia 1474), en donde demostró sus dotes de estratega en la destrucción de la fortaleza que los castellanos (Diego de Herrera) habían construido en aquel lugar del sur grancanario (cerca del actual aeropuerto), y la aniquilación de su guarnición. El sonoro nombre amazigh de este valiente guayre de Telde podría traducirse como: Aman (=agua, en todos los dialectos bereberes); n (=de); y adrar (= montañas), o lo que es lo mismo: Aman-n-adrar = “Agua de la Montaña.”
Bautizado como Pedro Maninidra, en 1494 pasó a la conquista de Tenerife de la mano de Alonso Fernández de Lugo –junto a Adargoma (Alonso de Córdoba) y Guanarteme- capitaneando la compañía de canarios (unos 250 hombres de pelea) que sufrieron el descalabro de Acentejo, en el que murieron muchos de ellos junto a centenares de españoles. Al año siguiente, su entrada en la contienda fue decisiva en la crucial batalla de Aguere (La Laguna), en 1495. Maninidra también tuvo ocasión de demostrar su valor en la “Costa de Berbería”, durante la célebre batalla de Las Torres (1501), en la desembocadura del río Assaka, (al sur de Sidi Ifni). Maninidra, en un acto de extraordinario heroísmo, resistió hasta el último aliento junto a otros 20 valerosos combatientes, casi todos guanches, entre los que también estaba, según cuentan, el Mencey de Adeje. Su tenaz resistencia ante la embestida de varios centenares de bereberes zenagas, le dio tiempo suficiente al adelantado Alonso Fernández de Lugo, para poder embarcar y escapar de aquella masacre. Allí quedó para siempre el valiente caudillo guanche-canario.
De Guanarteme, quizás el más controvertido y conocido de los tres líderes canarios, sabemos que fue el último rey de la isla de Canaria en el tiempo de la conquista, y que, en 1481, fue capturado -cuando dormía en una cueva de Gáldar ( a traición, como casi siempre)- por orden de Alonso Fernández de Lugo, y conducido a España. El rey canario, al ver lo que se le venía encima a su pueblo, pactó, de tú a tú, con los Reyes católicos un acuerdo de no agresión. Luego regresó a su isla con 40 de sus familiares y allegados para tratar de pacificar a los suyos. Y aunque muchos lo consideran un traidor, posiblemente lo único que quería era evitar la masacre total de su nación (cosa que en parte consiguió), como hicieron en su momento los jefes de las naciones indias, Sitting Bull (Sioux) y Cochise (Apaches), cuando pactaron la paz con el Gobierno de Washington.
En 1483, Tinisur Timidar (Tenesor Semidán), que así se llamaba, regresó a España donde fue bautizado, siendo sus padrinos los monarcas castellano-aragoneses (en premio a su lealtad), de ahí que le impusieran el nombre de Fernando. Guanarteme: wa (=éste, el); n (=de); ar (=lugar de); = “El del Time”.
Adargoma, Maninidra y Guanarteme, tres destacados miembros de la nobleza canaria, que fueron “utilizados” e inducidos por el poder imperialista de Castilla (bajo la cruz y la espada), a luchar contra sus hermanos de etnia (líbico-bereber), los guanches de Tenerife. La Historia sabrá perdonarlos.
Francisco García-Talavera Casañas, geólogo y paleontólogo , exdirector del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, expresidente de Museos de Tenerife y actual asesor emérito de la citada institución.