El Museo de la Naturaleza y el Hombre acoge, dentro del Festival Cultural Musagadir, la exposición temporal “Fósiles de Souss Massa Drâa, un pasado bajo el mar”.
El sur de Marruecos es considerado un lugar destacado en el mundo gracias a la multitud de yacimientos paleontológicos que allí se encuentran y que cubren prácticamente toda la historia geológica de nuestro planeta, desde el Precámbrico hasta el Cenozoico. La mayoría de los fósiles que se encuentran en esta zona son invertebrados marinos, lo que demuestra que esta región fue, en el pasado, un fondo marino que colosales fuerzas geológicas transformaron en macizos montañosos del interior continental.
Una diversidad de formas geológicas
La mayoría de los yacimientos afloran en distintos lugares de las estribaciones del Alto Atlas y del Anti Atlas. Su localización se debe a la actividad tectónica, que ha plegado y elevado el terreno miles de metros, así como a los grandes cambios del nivel del mar sucedidos a lo largo de la historia del planeta.
En la región de Souss Massa Drâa existen formaciones de estromatolitos del Precámbrico (más de 540 millones de años) cerca de Tiznit y en el valle de Drâa. Los materiales de la era Paleozoica (entre 542 y 250 Ma) afloran ampliamente en el Anti Atlas con yacimientos de trilobites en el sur de Touradant. Los ammonites, braquiópodos y equínidos dominan en los materiales del Mesozoico (entre 250 y los 65 Ma) del Alto Atlas occidental (Cuenca de Agadir-Essaouira). Los fósiles del Cenozoico (últimos 65 Ma) tapizan los valles y planicies de Souss Massa Drâa, como es el Mio-Plioceno de Agadir o el Pleistoceno de Cabo Ghir.
Fósiles marinos del Jurásico y Cretácico
Los moldes de caparazones de erizos de mar y de las conchas de braquiópodos del Jurásico, y los ammonites del Cretácico inferior son fósiles característicos de la región de Souss Massa Drâa.
Los ammonites forman un grupo extinto de cefalópodos que poseían conchas enroscadas, destinadas a controlar la flotabilidad mediante una división de cámaras que el animal llenaba o vaciaba de agua para moverse. El tamaño de los ammonites oscilaba entre un centímetro (como los del Jurásico de Fuerteventura) y dos metros de diámetro.
Los equinodermos fósiles son similares a los actuales, con un caparazón rígido formado por cinco placas de calcita donde se observan los moldes de la inserción de las púas. Dentro de este grupo tienen cabida animales tan diversos como las estrellas de mar, los erizos de mar, las holoturias y los lirios de mar.
Los braquiópodos son invertebrados parecidos a los moluscos bivalvos, aunque viven fijados al fondo por un pedúnculo y las dos valvas de su concha tienen distinto tamaño, forma y ornamentación. Desde hace unos 500 millones de años, este grupo ha sufrido varias extinciones y en la actualidad solo quedan unas 70 especies de las 2.000 descritas en el mundo.
Los dinosaurios dejan sus huellas
No todo son fósiles marinos en Souss Massa Drâa. También hay registro fósil continental, entre el que destacan las huellas de dinosaurios, los grandes reptiles que dominaron la Tierra durante el Mesozoico durante más de 180 millones de años.
Marruecos es bien conocido por la gran diversidad de yacimientos de este grupo extinto de reptiles, y de otros grandes vertebrados, que aparecen en sus antiguos sedimentos. Uno de los tipos de fósiles mejor conservados son las icnitas (huellas) de pisadas de diferentes tipos de dinosaurios, tanto carnívoros como herbívoros, de distintos tamaños. Las huellas fósiles se produjeron al pisar los animales un sedimento blando (fango o arena) que fue sepultado rápidamente, permitiendo su conservación durante millones de años.
Estos yacimientos se extienden por todo el Atlas hasta las proximidades de Agadir, donde se observan las icnitas de Anza, que pertenecen al menos a un dinosaurio terópodo con tres dedos (tridáctilo), de andar bípedo y de hábitos carnívoros. Estas huellas están actualmente en estudio.
Cabo Ghir, el último millón de años
Entre Agadir y Tamri observamos el encuentro del Alto Atlas con el océano Atlántico. Uno de los lugares más interesantes de esta ruta es Cabo Ghir, ya que presenta un extenso afloramiento de fósiles, tanto marinos como terrestres, pertenecientes a varios periodos geológicos, aunque destacan el Plioceno y el Pleistoceno (los últimos 5 millones de años).
El clima terrestre ha variado a lo largo de la historia de la Tierra, con épocas de intenso frío o calor que han ocasionado importantes oscilaciones del nivel del mar: regresiones en periodos fríos y trasgresiones en los cálidos. Estos cambios han quedado registrados en los yacimientos paleontológicos, como es el caso de las playas levantadas y depósitos dunares de Cabo Ghir. Las grandes acumulaciones de conchas fósiles nos hablan de épocas de alta productividad marina, debido a condiciones climáticas y oceanográficas óptimas para el desarrollo de las comunidades faunísticas litorales.
Cuando el clima se enfriaba y el mar se retiraba, dejaba al descubierto extensos campos de arenas que formaron las dunas fósiles que se encuentran sobre las playas levantadas, donde se observan restos petrificados de raíces y acumulaciones de caracoles terrestres que proliferaban en condiciones de humedad.