Las crónicas elaboradas en Canarias constituyen los primeros relatos locales de la conquista e incluyen reseñas de los episodios bélicos, estampas de los conquistadores, referencias al mundo indígena, incidencias de la colonización y listas de obispos y autoridades castellanas. Uno de esos textos dio lugar a tres versiones parecidas pero no exactas, en las que el anonimato suple a la autoría, conocidas a través del nombre de la localidad donde fueron halladas. Su cronología imprecisa la debemos a referencias presentes en las copias que aún se conservan.
La Crónica Anónima o Lagunense
Se trata de un manuscrito procedente de la Biblioteca Provincial de La Laguna, publicado e introducido por Bonnet y Serra con el título “Conquista de la isla de Gran Canaria hecha por mandado de los Señores reyes cathólicos don Fernando y doña Isabel, por el capitán don Juan Rejón y el Governador Rodrigo de Vera, con el alferes mayor Alonso Jaimes de Sotomayor. Comensose por Musiut Joan de Betancurt el año de 1439 y se acavó el año de 1477, día del bienaventurado S. Pedro Martyr, a 29 de Abril y duró 38 años esta conquista”.
Consta de treinta folios numerados de antiguo con letra diferente al texto, compuesto de veintidós capítulos, cuyos errores de transcripción prueban que es copia de un original desconocido del que se obtuvieron varias réplicas, una de las cuales estuvo en el convento de San Francisco en La Laguna, luego en la Biblioteca Provincial y, por último, en la Universidad.
El relato fue incrementado en diferentes ocasiones pues cotejando la lista de obispos que aparece al final se infiere que el original pudo terminarse en 1554, su primera copia hacia 1621 y partiendo de ella se agregaron algunas líneas sobre 1659. La datación de algunos pasajes muestra que no pudo ser escrito por un redactor coetáneo de los hechos referidos, aceptándose la primera mitad del siglo XVI como su cronología más antigua.
Fray Juan Antonio, un fraile de «nuestra horden»
Si bien su autoría fue atribuida inicialmente a Alonso Jaimes de Sotomayor, quedó descartada al comprobarse que cuando se habla de él aparece mencionado en tercera persona, descollando una tradición oral entre sus descendientes o los informantes del verdadero autor que explican los errores cronológicos de la conquista que aparecen en el título y la predilección por los acontecimientos protagonizados por el Alférez Mayor.
Las preferencias por la familia Sotomayor y las actividades religiosas evidencian que el autor del manuscrito pudo haber sido un fraile franciscano del convento de Gáldar, donde residían los descendientes de Jaimes, como lo reconoce casi al final de la Crónica, hacia 1659, citando a uno de los obispos listados como un “fraile de nuestra horden”. Tal vez “fray Juan Antonio” que según Darias Padrón la copió o compuso hacia 1666 en el convento de San Francisco, en Las Palmas, cuyo nombre aparece rubricado al final de la última página, aunque el color de la tinta y el tipo de letra no permitan atribuir el nombre y la firma a ese presunto autor.
El Lagunense y otras fuentes etnohistóricas
La Crónica apologiza a Juan Rejón y su pariente Sotomayor, cuyas cualidades y prestigio resalta siempre, mientras la descripción de los indígenas no está exenta de desorden dando la sensación de que estamos ante un compilador de fuentes orales y escritas ajenas pues cuando habla de los antiguos Canarios dice que “de ellos se supo los trages, y costumbres, y vsos”.
El estudio comparativo de la Crónica Anónima puso de manifiesto que el texto atribuido a Scudero lo parafrasea, siendo más moderno y culto, que Sosa conoció, utilizó y copió párrafos completos del Anónimo cambiando el estilo sin declarar de dónde tomaba la información, que Marín también se sirvió del Anónimo en su versión de Scudero cayendo en anacronismos por no contrastar la información a que tuvo acceso y que Viera estuvo influenciado por “un manuscrito antiguo” que coincide con aquélla. Por tanto, el ejemplar abordado nos encaminaría a un fraile franciscano que interpola las últimas once líneas en tono a 1659.
Sin embargo, cuando Millares Carló publicó la Crónica Primitiva invirtió la prioridad del Anónimo respecto a ésta y a Scudero, declarando que el autor del Lagunense dispuso de fuentes más amplias que las que se le se le atribuyeron. Sería una redacción más reciente, posterior al Matritense, adicionada con detalles de Scudero, la versión manuscrita de Cedeño y otras fuentes indefinidas, no un texto primigenio como propusieron sus editores.
Epílogo
Tras conocer el manuscrito de Madrid, Serra le concedió prioridad frente al Anónimo de La Laguna. Pero, en relación a Scudero, siguió pensando que el fondo común entre ambos era de tal calibre como para proponer que Scudero habría sido el arreglo y el Anónimo su antecesor combinado con noticias procedentes del Matritense, discrepando de la prioridad que le otorgara Millares. Según sus palabras, remarcando en el Anónimo todo lo que procede del Matritense y de Cedeño, el texto quedaría prácticamente subrayado.
Dr. José Juan Jiménez González, Conservador del Museo Arqueológico de Tenerife.