La historia del Portal de Belén se remonta a San Francisco de Asís y a la ciudad italiana de Greccio (región del Lacio) a comienzos del siglo XII, quien recrea por primera vez el misterio del Nacimiento de Cristo.
La ciudad de San Cristóbal de La Laguna se ha perfilado como uno de los máximos exponentes de una tradición insular que hunde sus raíces en el siglo XVIII y que, en principio, fue vinculada a sus templos, conventos, así como a los hogares de su élite urbana, aunque popularizándose con el transcurso de los siglos hasta el día de hoy.
El Museo, desde su apertura en el año 1993, ha sido un lugar en el que el espíritu navideño ha ocupado una situación relevante en sus salas de exposiciones, en las que se ha dado a conocer no sólo las colecciones de nacimientos o figuras de portal propias, sino que se han alternado con nacimientos de particulares que por sus especiales características o peculiaridades merecieron ser expuestos en las dependencias museísticas. Esta tradición se inicia con el depósito y posterior restauración del Belén de la Familia Lercaro que hoy es exhibido al público de forma permanente, ocupando un lugar destacado en la sala dedicada a esta familia.
Durante años de vocación colectora el Museo ha ido reuniendo un importante fondo de donde nutrirnos para que cada año y en la época de Navidad representar o exponer parte de su colección de nacimientos o figuras de portal. Este año exponemos uno de los pocos belenes completos que nos han donado.
De entre los nacimientos que los particulares armaban en su hogar procede este portal, a la manera y estilo de los que se confeccionaban a mediados del siglo pasado. Este Nacimiento, donado por D. Alberto Darias Príncipe, lo montaba su padre en su domicilio de San Sebastián de La Gomera. La colección de figuras se fue incrementando con el transcurso de los años siendo adquirida en su gran mayoría en Madrid. En los años sesenta se trasladan a Tenerife y don Alberto continúa la tradición de montarlo para su familia, hasta que después de permanecer muchos años guardado, lo donó al museo recientemente.
Las figuras del Nacimiento están elaboradas en barro cocido y policromado, alambre y plomo. De variado tamaño, han sido confeccionados por talleres artesanales, en su gran mayoría murcianos, entre los que se encuentran:
El establo y las casitas que acompañan a la escenificación reproducen modelos de arquitectura ficticia, fabricadas con lámina de corcho pintada y recortada, con bases de madera y contrachapado.
Usualmente para el montaje de estos nacimientos se empleaba papel pintado y arrugado para las montañas, serrín teñido para la tierra, platina para los ríos y las fuentes, musgos y helechos naturales, corcho para las rocas, harina para la nieve, el espejo para el lago y días antes se plantaba trigo o alpiste para que estuviese germinado en las fechas de su elaboración.