Desde su origen, los frentes de las zapatas del patio principal de la Casa Lercaro estuvieron decorados con estas caras grotescas y anchas enmarcadas por rizos y rematadas con argolla entre los labios. Este mascarón, el único que se conserva de la fábrica original, habitual en el Renacimiento, fue realizado a finales del siglo XVI y hoy forma parte de las colecciones del Museo. Durante siglos ha sido curioso testigo de los diferentes usos por los que ha pasado este inmueble.
«Tras el cristal» surge con la idea de recuperar del olvido aquellas piezas que, en su momento, fueron seleccionadas para formar parte del libro “Tras el cristal. Una visión de los museos del Cabildo de Tenerife”.