El jueves 25 de junio, a las 20:30 h., en la sede de la Fundación César Manrique (FCM) de Taro de Tahíche, y el viernes 26 de junio, también a las 20:30 h., en la sede de la Casa Lercaro del Museo de Historia y Antropología de Tenerife (MHAT), centro adscrito al Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, tendrán lugar, respectivamente, las inauguraciones de la exposición Souvenir Souvenir. La colección de [los] turistas.
Un aspecto singular de esta exposición es que ocupa, simultáneamente, dos instalaciones. Una, en la sede de la FCM, en Lanzarote, y otra en las salas del MHAT, en Tenerife. Dos espacios que, aun compartiendo un mismo esquema conceptual, son, sin embargo, totalmente autónomos desde el punto de vista expositivo, donde se muestran las muy ricas y diferentes dimensiones de ese objeto universal, el más significativo del consumo turístico, que es el souvenir, el más ubicuo de los objetos viajeros que presenta, detrás de su atribuida banalidad, una sorprendente complejidad. Pese a estar físicamente separadas, las dos partes de la exposición están integradas visualmente mediante webcams, de tal modo que el visitante de una sede puede observar en tiempo real un aspecto de la otra mediante estos dispositivos.
El turismo es una de las prácticas culturales que caracterizan a las sociedades contemporáneas, pero el prejuicio de considerarlo como mera actividad de ocio ha minimizado el estudio de su naturaleza, alcance e impacto ocultando su carácter complejo y multidimensional.
En lugares como Canarias, en los que la industria del viaje es el principal recurso económico, no habría que justificar exposiciones sobre el turismo; sin embargo, en raras ocasiones el turismo ha sido objeto de tratamiento museístico. En contra de esa tendencia, Souvenir, souvenir. La colección de [los] turistas se fundamenta en la oportunidad de realizar no sólo una exposición para que puedan ser visitadas por los turistas sino, desde una perspectiva más amplia, para que también los nativos se vean y reconozcan a sí mismos en su condición de turistas en su propia tierra, para que los turistas se vean vistos desde la óptica de los nativos, y para que los museos, asumiendo que viven del turismo, contribuyan a su mejor conocimiento y se conviertan en una abierta "zona de contacto" entre los diferentes agentes de esta industria. En esa línea, se toma el souvenir justamente para mostrar cómo, más allá de su aparente trivialidad, este objeto aglutina todos los trasuntos que operan en las relaciones turistas-nativos, articuladas en un vasto terreno de negociación, apropiación, adaptación y resistencia.
Este proyecto toma a Canarias como un cronotopo, una constelación espacio-temporal en la que ocurren particulares interacciones entre turistas y nativos, expresadas en y a través de los souvenirs. En ese cronotopo, y a partir de una colección de souvenirs como encarnación de los deseos y proyecciones del turista, se muestran algunos de los aspectos más relevantes de la sociedad contemporánea, con su incesante tráfico transcultural en el que se desvanecen las viejas y nítidas fronteras entre arte y artesanía, historia y relato, realidad y ficción.
Souvenir, souvenir. La colección de [los] turistas asume, desde esa perspectiva, que los souvenirs no pueden ser entendidos como creaciones de los nativos que, inspirados en su cultura, se venden a los turistas que los adquieren en tanto que condensación material de la cultura local y constatación de su estancia en un lugar. Por el contrario, es el turismo el que induce a los nativos a elaborar souvenirs con arreglo a las visiones estereotipadas, previamente establecidas, de la cultura nativa. De esta forma, el turista satisface su demanda, no la de la cultura local que visita sino de ésta tal y como la percibe y le gusta consumirla. Por ello mismo, el souvenir dice más sobre el turista que sobre la cultura del lugar a la que supuestamente representa. De esta forma, una colección de souvenirs no es, en último término, otra cosa que una colección de turistas.
El montaje de cada una de las exposiciones se inspira en dos diferentes metáforas que aluden, en un sentido genérico, a la industria y al consumo turístico, y sobre las que se desarrollan los distintos ámbitos temáticos. Así, en la Fundación César Manrique, se apela al "museo" como uno de los espacios más recurrentes del turismo cultural, mientras que en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife la instalación recrea un "comedor" de hotel en tanto que un lugar prominente del consumo turístico.
Finalmente, las dos exposiciones enfatizan la pertinencia del tratamiento museístico del souvenir turístico. Al incrustar los souvenirs -los objetos banales del turismo- en el seno del museo, se desestabilizan tanto las visiones estereotipadas de los visitantes sobre la objetividad, imparcialidad y cientificidad de los museos, como la autocomplacencia de los museos en su otorgada autoridad cultural. Souvenir, souvenir. La colección de [los] turistas contribuye así no sólo a que los nativos sean vistos como turistas y los turistas como nativos, sino a asumir la naturaleza esencialmente turística del museo en la modernidad tardía.
La muestra podrá visitarse hasta el 18 de octubre.