Registro de salida: «Miniatura»

Registro de salida

Este término, muy habitual en el argot del mundo de los museos para indicar que las piezas se mueven (del almacén o las salas expositivas hacia otro lado), lo usamos ahora desde el Museo de Historia y Antropología de Tenerife para hacerte llegar digitalmente algunos de sus fondos.

Retrato de forma ovalada de pequeño tamaño (de 8,5 x 6 cm.) provisto de asa para colgarlo. Enmarcado en metal, está cubierto por cristal cóncavo y orla interior de papel de color azul con motivos dorados.

El personaje masculino retratado, de medio torso, está ligeramente girado hacia la derecha, sobre fondo liso, iluminado por una fuente de luz que proviene de su izquierda. Viste a la manera de las primeras décadas del siglo XIX: levita marrón sin abrochar de cuello alzado que casi le cubre las orejas, con botones circulares plateados; chaleco negro labrado con flores rojas y tallos verdes, con perímetro exterior de ribete dorado y, al cuello, corbata en fina tela blanca de muselina, con lazo frontal. Luce peinado de guedejas propio de la época.

Dicho personaje, que aparenta una edad cercana a los cincuenta años, de cara redonda, incipiente barba y papada y prominente nariz, mira de frente al espectador. Desconocemos a quien pertenece este retrato, pero podría tratarse de algún comerciante, funcionario o burgués… del Puerto de La Orotava, o de Santa Cruz, destacado miembro de la sociedad tinerfeña de comienzos del siglo XIX.

Luis de la Cruz y Ríos, fue pintor de cámara, sin asignación, de la corte de Fernando VII. Antes de su traslado a Madrid, en 1815, dejó constancia de su trabajo como retratista, tanto en formato de óleo como miniaturista, pero la costumbre de no firmarlas “…o hacerlo en el reverso [por una razón estética], ha provocado una pérdida generalizada de estas obras de arte. Otro riesgo a la inversa es la atribución indiscriminada a una persona de cuantas miniaturas se conservan en Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote”[1].

Tal y como Rumeu de Armas apunta en su publicación, quedó bien patente la fama adquirida por Luis de la Cruz, en plena juventud, como miniaturista, que más adelante compatibilizó con el retrato al óleo "…Cruz consiguió, desde el primer momento, con sus finos pinceles, calidades extraordinarias en el parecido, las encarnaciones, el ropaje, la distinción y la prestancia”[2].

En el momento de determinar cuál es el soporte y la técnica con la que está pintada esta miniatura, se nos han planteado dudas. De todas maneras, a la espera de poder realizar las analíticas que lo confirmen, nos atrevemos a decir que se trata de una obra pintada sobre lámina de marfil mediante la técnica del gouache o témpera.

En la exposición permanente del museo, en su sede de la Casa Lercaro, el visitante puede deleitarse con varios retratos pintados al óleo sobre lienzo de Luis de la Cruz y Ríos. Al igual que la miniatura, todos ellos son propiedad del Cabildo Insular, además de otro que es un depósito familiar. Estas obras forman parte del trabajo que realizó el pintor, tanto en Tenerife como alguno de su etapa madrileña, es el caso del cuadro de Manuel de Rivas, relojero de cámara, datado en torno a 1832.

Para saber más:

  • Estudio realizado por el Museo del Prado sobre su colección de miniaturas. https://www.museodelprado
  • TORRE FAZIO, Julia de la. El retrato español en miniatura bajo los reinados de Felipe II y Felipe III. Tesis doctoral dirigida por Rosario Camacho Martínez (dir.) [en línea]. Universidad de Málaga (2009). [Fecha de consulta: junio de 2020].
  • http://www.biblioteca.uma.es/bbldoc/tesisuma/17963114.pdf

[1] Rumeu de Armas, Antonio. Luis de la Cruz y Ríos. Biblioteca Básica Canaria. Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Tenerife, 1997, p. 73
[2] Op.cit., p. 73