Esta sorprendente comedia, editada por el OAMC en 1996, da a conocer una obra que, olvidada durante mucho tiempo, fue redescubierta a principios del siglo XX por Marcelino Menéndez y Pelayo cuando inició la monumental empresa de dar a conocer la obra completa de Lope de Vega.
Basada en Las Antigüedades de las islas Afortunadas de Gran Canaria. Conquista de Tenerife. Y aparescimiento de la Ymagen de Candelaria, de Antonio de Viana, la comedia se ambienta en el Tenerife de finales del siglo XV. Los verdadero protagonistas, los guanches, son representados como bárbaros, al más puro estilo del mencionado Viana y, sobre todo, del antecedente literario de aquel, el abate Espinosa. Pero, mientras en estos autores el escenario es exclusivamente el de la isla, Lope lo universaliza. De ahí que sea constante la introducción de personajes, animales y situaciones ajenas al ámbito insular pero que, por el contrario, encajan a la perfección en el contexto imperialista de los tiempos del “Fenix de los Ingenios”. El guanche bien podría ser el infiel del nuevo mundo. Fue ese anhelado imperialismo lo que motivó el redescubrimiento de obras de este calado por parte de los autores de la generación del 98. Evidentemente, a Menéndez Pelayo no le movió exclusivamente el exotismo y la curiosidad.
Estructurada en tres actos, al más puro estilo de la dramaturgia clásica, Los Guanches de Tenerife nos muestra una visión continuista de los guanches descritos por Espinosa, o, si se quiere, el salvaje indefenso del padre De las Casas pero, eso sí, con la inspiración de uno de los grandes genios de la literatura universal.