Muestra de los resultados, en formato expositivo, del proceso de investigación sobre el uso de objetos tocados en 24 horas por personas de diferentes perfiles sociales.
La exposición forma parte del proyecto «Las personas y las cosas»
Sala 1 de exposiciones temporales
¿Cómo se utilizan los artefactos para lograr objetivos sociales? ¿Qué significados culturales están envueltos en los artefactos que utilizamos? La vida cotidiana es el terreno donde con mayor claridad se aprecian las relaciones entre personas y cosas, y donde, al mismo tiempo, las cosas pasan más desapercibidas justamente por la reiteración de su uso. A lo largo del día, todas nuestras actividades y tareas dependen y son mediatizadas por un sin fin de objetos y artilugios. Objetos banales, objetos triviales, pero también otros valiosos, apreciados. Unos y otros conforman nuestras vidas, nos constituyen a nosotros mismos como personas.
Registrando los objetos tocados durante veinticuatro horas, 30 personas han colaborado en esta exposición que intenta mostrar, tanto la enorme cantidad de cosas que utilizamos a lo largo del día, como su variedad según las diferentes tareas y ocupaciones; tantas que, viéndolas todas juntas, quizás nos permita comprender no solo nuestra dependencia de ellas, sino el hecho de que, sin ellas, la vida social sería imposible. De la treintena de personas que han participado remitiendo sus listas de objetos tocados en 24 horas la más joven tiene 13 años y la más veterana 66. La media de edad ronda los 30-35 años y se ha contado con una participación bastante igualitaria en cuanto al género se refiere. El vaciado de las 30 listas ha dado como resultado la mención de 430 objetos, muchos de ellos repetidos en el 80% de las listas.
Y es que, en el dominio de la vida cotidiana es dónde mejor podemos apreciar que, aunque las cosas no tienen vida propia, son imprescindibles para que ésta fluya. Quizás entonces, ya no se trata simplemente de usarlas, sino que hemos de cuidar de ellas para entender qué vida tenemos y cómo la vivimos. En fin, lo miremos como lo miremos, hay que tomarse las cosas en serio.