No hay vida social sin el constante intercambio de cosas materiales. Sin duda, hay muchas formas de intercambio, pero en nuestra sociedad la mayoría de las cosas que poseemos son mercancías que obtenemos en el mercado. Sea como fuere, el destino de toda producción es el consumo. Y una vez los objetos pierden su funcionalidad, se rompen o son despreciados, tienden por lo común a ser considerados como desechos. Disponiendo de ellos, objetos y artefactos dejan de formar parte activa de la vida y de las relaciones sociales.
Sin embargo, no todos las cosas que pierden esa condición corren la suerte de ser desechadas, de literalmente convertirse en basura. Algunas adquieren otro estatus logrando incorporarse a otros dominios de la sociedad. Los museos son precisamente unos de esos lugares en los que cosas que perdieron su valor de intercambio en el mercado, cobran una nueva vida, ahora como objetos de historia y de cultura.
Una parte importante de las colecciones de los museos provienen de los regalos de muy diversas personas. Los donantes, que legan a los museos objetos muy distintos y por muy variadas motivaciones, se desprenden de algo que ha tenido una gran importancia para cada uno de ellos. Son dados al museo, no obstante, en tanto que el donante estima que lo que fue relevante para él puede ser igualmente significativo para las historias colectivas.
Donaciones, biografías de las cosas, memorias sociales
Ciertamente, no hay regalos gratis ya que todo don siempre está envuelto en la dinámica de dar, recibir y devolver. Al dar siempre tenemos la expectativa de algo nos sea devuelto, material o inmaterial. Pero también sabemos que dar sin esperar nada no crea vínculos entre el donante y el receptor: los regalos gratis no hacen amigos. Aun así, las donaciones a los museos son regalos auténticos, ya que no solo implican la renuncia a cualquier derecho o contrapartida por lo que se ha donado sino que, asimismo, tampoco fueron requeridos ni demandados por el museo.
Una vez en el museo, las cosas donadas entran en una nueva etapa de su vida social. Incorporándose a las colecciones y exposiciones, los objetos donados cuentan su historia, su propia biografía y enriquecen las historias de otras personas y de otros objetos. En suma, rediviven en los museos, en esos lugares donde se crean las memorias sociales y las historias colectivas.