Costumbre de gran arraigo en las islas, las cruces de mayo constituyen un punto de referencia dentro del variado conjunto de ofrendas florales de Tenerife.
Como todos los años el Museo de Historia y Antropología de Tenerife se suma a esta celebración con el enrame de una cruz en su sede de la Casa Lercaro.
El mes de mayo es, desde tiempos remotos, un periodo de muchas fiestas religiosas y populares. Hay una exaltación de la naturaleza y comienza un nuevo ciclo de la vegetación y de la vida. Antiguamente, en mayo, existían numerosos ritos en torno a los árboles y los dioses, por este motivo es posible que la cruz haya sustituido a otros símbolos, sobre todo arbóreos, en un ejercicio de sincretismo religioso, tomando así elementos de fiestas paganas y fundiéndose con los cristianos.
En la tradición cristiana, los motivos por los que se colocan las cruces son variados: para identificar los pasos del vía crucis, señalizar puntos geográficos o los límites en los núcleos de población, como recuerdo de algún fallecimiento accidental o para vincularse, especialmente en Canarias, con la fundación de algunas ciudades.
A todas estas cruces se las «enrama» el Tres de Mayo. Tanto a las adosadas a los muros exteriores de los edificios como a las colocadas en capillas o en ermitas, a las cruces se las engalanan colocando a su alrededor ramos, plantas, velas y, en algunos casos, objetos valiosos y joyas.
Las cruces de mayo son unas de las ofrendas florales más populares en Canarias, y si bien hay en todas las islas localidades en las que se conmemora este día, es en Tenerife y La Palma donde está más extendido y celebrado el enrame y engalanamiento de cruces y capillas.