La visita a la Casa de Carta se inicia nada más atravesar la portada principal, en la que destaca particularmente la doble almena con cruz central, así como el arco de cantería de toba volcánica roja. A partir de aquí el Museo invita a visitar la exposición «La Casa de Carta y las tradiciones», título de la muestra que desde 2004 forma parte de la oferta museográfica del Museo de Historia y Antropología de Tenerife en su sede de Valle de Guerra.
Adentrarse en sus salas permite ?además de apreciar el interior de una vivienda solariega canaria con la característica carpintería de tea, distribución tradicional en torno a un patio central o algunas muestras notables de cantería artesanal? disfrutar de una selección de las piezas más singulares de las colecciones que posee el Museo, la mayoría de las cuales no se hallan expuestas y solo se pueden apreciar en muestras temporales.
De esta manera, los textiles y las indumentarias tradicionales se presentan mediante la explicación del proceso de elaboración de la seda en La Palma o la reproducción de los trajes históricos y populares de las islas. Una parte de la colección del mobiliario popular lo conforma una selección de arcones de madera. La cerámica y la cestería también están presentes con fondos procedentes de todo el archipiélago, así como los instrumentos musicales más utilizados en las parrandas populares. La cocina-panadería o la importante variedad de molinos de gofio se reparten por estas estancias.
La galería-mirador de esta sede del Museo de Historia y Antropología de Tenerife ofrece una buena panorámica de la localidad costera de Valle de Guerra.
Igualmente, sus amplios exteriores –fruto de su propia naturaleza de hacienda solariega destinada a la producción agrícola– resultan idóneos en esta época del año para pasear y contemplar la huerta o los jardines que muestran especies de todos los rincones del mundo, incluyendo ejemplares de la flora autóctona de Canarias.
Esta casa está considerada un ejemplo significativo de las viviendas solariegas construidas en Canarias en el siglo XVIII. Fue declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, el 27 de enero de 2006.