Al pensar en La Laguna, o en cualquier otro lugar, se nos vienen a la mente varias maneras de recordar la ciudad: por sus calles y locales, su arquitectura, los sonidos y las conversaciones de sus caminantes, por sus historias presentes y pasadas, por la música que nos ofrecen sus artistas, e incluso pensamos en los sabores de su gastronomía. Pero ¿recordamos sus fragancias?… Nos vamos a atrever en esta ocasión, aprovechando como escenario de fondo la estación de la primavera, a darle el protagonismo a uno de los sentidos más olvidados por nuestra civilización: el olfato. Y con él, desvelaremos identidades laguneras que van más allá de la vista, el oído y el gusto. Aún sin estar ocultas, suelen pasar desapercibidas, pero nos vamos a centrar y concentrar en ellas en una velada que transcurrirá en distintos espacios del Museo.
Edición 2017: «Los Nocturnos Invisibles»
La edición de este año trabaja el tema del patrimonio no material o de aquel que, por su estado ruinoso, su desaparición, su intangibilidad o su situación más allá de las derivas cotidianas de las personas en la ciudad, resulta invisible. Con el último «Nocturnos» del año se habrá conseguido experimentar en torno a varios de los temas que forman parte, en realidad, de un proyecto más amplio del Museo.
El objetivo de dicho proyecto es ahondar en una visión diferente a la que, actualmente, se propone en la mayor parte de las rutas patrimoniales que tienen lugar en la ciudad. No tiene tanto que ver con lo físico, sino más bien con lo emocional e intangible, otorgándole la importancia que en este campo tiene, indiscutiblemente, la ruina y el edificio o el rincón que estaba pero que, lamentablemente ha desaparecido, así como el interés que suscitan como patrimonio inmaterial los recuerdos, las leyendas, los fantasmas, los olores, las expresiones, las formas de hablar…