¡APAGUEN LA LUZ! ¡NO SE VE NADA!
Gran parte de la población mundial no tiene acceso a cielos oscuros. Las luces en exceso roban la luz de las estrellas. Sin oscuridad en la noche, se apagan los astros del firmamento.
La expresión «contaminación lumínica» engloba la suma de todas las consecuencias adversas de la luz artificial, que no están restringidas a la observación astronómica. Muchos seres vivos, entre los que se incluyen los humanos, necesitan la noche. El plancton, algunos insectos, anfibios y pájaros cambian sus hábitos al variar el ciclo de luz y oscuridad. Menos iluminación no significa peor iluminación. Basta con dirigirla hacia donde es necesaria y optar por luminarias de bajo consumo, además de prescindir de las superfluas. ¿Es la observación de un oscuro cielo nocturno un derecho de la humanidad? Lo es y, como tal, implica deberes para todos. Como dijo Ray Bradbury: «No estoy apagando la luz: estoy encendiendo la noche».