SÍNDROME DEL ASTRÓNOMO AFICIONADO
Los verás por las noches entre las sombras mirando hacia arriba. Si sacan a pasear al perro, estarán lo más lejos posible de las farolas o extenderán el brazo tratando de eclipsarlas. Son
los aficionados a la Astronomía.
Este síndrome, muy contagioso, que se conoce desde la antigüedad, provoca una curiosidad insaciable en aquellas personas que lo padecen. Los síntomas más evidentes son: rigidez de cuello, que provoca que miren siempre hacia arriba o, en los casos agudos, hacia abajo, como a través de un telescopio. Fotofobia, que provoca que busquen las zonas más oscuras, para según ellos ver mejor. Acumulación de material astronómico, llegando a conservar el telescopio que les regalaron de niños. Repetición compulsiva de fotografías o búsqueda de astros ya fotografiados y encontrados. Lectura obsesiva de libros de divulgación científica. El sueño de todo afectado, lejos de querer curarse, es dejar su nombre en algún cometa o similar que sea recordado por otros afectados.