Venus es el segundo planeta del Sistema Solar en orden de distancia desde el Sol. Recibe su nombre en honor de la diosa romana del amor, quizás por ello el fenómeno astronómico observable en estos días ha sido denominado por algunos «beso cósmico». Y es que los dos planetas más brillantes, Venus y Júpiter, se aproximarán notablemente durante los atardeceres del 31 de agosto al 2 de septiembre.
«Para observarlo bastará con esperar a la puesta de sol. Cerca del horizonte podremos ver a Venus y Júpiter como dos astros luminosos antes de que aparezcan las estrellas, separados aproximadamente un grado, una distancia similar a la anchura de un dedo pulgar con el brazo extendido», según informa el Museo de la Ciencia y el Cosmos.
El acercamiento de los planetas durante el ocaso es una ilusión ocular ya que, en realidad, Venus se encuentra a 180 millones de kilómetros de la Tierra (10 minutos-luz) mientras que Júpiter está a una distancia cinco veces superior, a 925 millones de kilómetros (52 minutos-luz).
La fecha más importante de este acontecimiento será mañana [día 1], cuando Venus, el astro más brillante visto desde la Tierra, sea «cazado» por Júpiter, el gigante de nuestro sistema solar, que cada noche va reduciendo la distancia que los separa. Por si fuera poco, dos días más tarde, el sábado [día 3] se alinearán con la estrella principal de la constelación de Virgo (Spica), si bien, debido a la luz del crepúsculo, ésta se verá muy tenue. «La carambola» se completará cuando el 6 de septiembre se les sume la Luna creciente.
«Estos serán los mejores días para obtener fotografías de la conjunción planetaria», según apunta Rubén Naveros, técnico del planetario del Museo de la Ciencia y el Cosmos.