El II Festival de NeuroMagia «MágicaMente» quiere ampliar este año su alcance e ir un poco más lejos para centrarse en el funcionamiento del cerebro. Para ello, el Museo de la Ciencia y el Cosmos, que acogerá este evento entre el 22 y el 28 de octubre, ha recuperado su sala de exposiciones temporales para mostrar al público cómo el cerebro ve el mundo que nos rodea y su relación con la magia.
«La magia del cerebro» llevará al público por un recorrido que emulará los dos hemisferios cerebrales. En la parte izquierda, que en nuestro cerebro equivaldría el hemisferio utilizado para salvaguardar la información basada en la realidad, se hablará de la concepción más histórica y objetiva de este órgano. Así, el visitante podrá empaparse del conocimiento científico que ha existido y existe al respecto, e incluso tendrá la oportunidad de ver de cerca un cerebro real.
«La idea es que la gente vea cómo funciona y qué carencias tiene», remarca Rubén Naveros, técnico del Museo de la Ciencia y el Cosmos responsable del festival. Por esta razón, la sala de exposiciones también contará con un espacio dedicado al «ojo como captador de imágenes», donde se trasladará al público cómo el cerebro recibe distintos estímulos del exterior. «Al tratarse una máquina que ha evolucionado para ser rápida y sobrevivir, no puede asumir la ingente cantidad de información que recibe del exterior, de ahí a que filtre gran parte de la misma y reconstruya la que no pasa, y en ese espacio es en el que juega la magia», concluye Naveros.
En la parte más «creativa» de la sala de exposiciones, ubicado a la derecha, la magia será la protagonista. «Tendremos un segundo escenario donde se realizarán actividades de ilusionismo dirigidas, durante la mañana, a los escolares, y durante la tarde, al público general», explica Naveros.
Esta zona acogerá, además, una exposición de objetos mágicos para que los visitantes «puedan apreciarlos de cerca». «Es muy difícil que un mago te ceda un objeto para verlo con cierta cercanía y, aunque no revelarán el secreto para cortar a una persona, la exposición será una oportunidad única para revisarlos a una distancia corta», matiza Naveros. Este hemisferio de la sala de exposiciones se dividirá al mismo tiempo en dos espacios: uno, dedicado a la magia antigua, y otro, dedicado a la magia moderna.
Entre ambos lugares, a modo de separación, se destacará el papel que el desarrollo científico de la óptica ha tenido para los ilusionistas. En este sentido, el Museo de la Ciencia y el Cosmos presentará objetos «precinemáticos», datados del siglo XVIII y XIX, que darán las claves sobre el fenómeno de la persistencia retiniana, utilizado tanto en el cine como en la magia.
En este sentido, la antropóloga y subdirectora de la sede de la Casa de Carta del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, Mayte Henríquez, asegura que la magia está «muy ligada al desarrollo técnico de la óptica», ya que los ilusionistas fueron pioneros en utilizar los efectos ópticos «para engañar a la vista y despistar al cerebro». La óptica fue uno de los muchos puntos de coincidencia entre científicos y magos. Y es que mientras los primeros intentaban crear dispositivos que saciaran «la obsesión humana de conservar la memoria y los recuerdos», los ilusionistas han ido aprovechándose de estas nuevas tecnologías para mejorar sus trucos para hacerlos cada vez más creíbles.
Las piezas que se expondrán en «La Magia del Cerebro» han sido cedidas por el Centro de Fotografía Isla de Tenerife, el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, el Instituto Canario de Bioantropología y la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna (ULL).