¿Se pueden concentrar 13 800 millones de años en unos minutos? ¿Cabe el universo en apenas siete metros?
En 1993, como una parte del nuevo Museo que se abría en La Laguna, el de la gran antena, se inaugura el primer planetario de Canarias. Una sala con una modesta cúpula, por sus dimensiones, pero que ya entonces contaba con la mejor tecnología del momento: un proyector óptico traído desde Japón y un sistema de video que hoy nos parecería vintage con sus laser disc y sus ruidosos carros de diapositivas.
Próximos a cumplir veinticinco años y tras cuatro grandes reformas de sus equipos, la última de hace solo unos meses, en esa misma sala de apenas siete metros, hoy podemos presumir de tener uno de los sistemas más potentes del mundo. Un sistema de proyección digital 360º fulldome que permite recrear cualquier lugar e instante del universo, desde el mundo microscópico al interior del cuerpo humano.
Pero más allá de lo que la tecnología permite, el personal del Museo se ha esforzado para que esta esté al servicio del público que se siente en sus butacas. Con este fin, se han sucedido ininterrumpidamente los programas de estreno, los pases diarios o las charlas a escolares cuyos pies no tocaban el suelo y que quizás volvieron luego como universitarios.
Más de 750 000 personas han pasado por sus butacas y han podido comprobar cómo ésta es una de las mejores herramientas para la divulgación científica y el disfrute sencillo de la observación de las estrellas.
Quien haya visitado alguna vez el Planetario del Museo de la Ciencia y el Cosmos, no tendría dudas en responder a las preguntas del principio, aunque lo mejor es venir a disfrutarlo.
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