Con motivo del Día Internacional del Museo, que en esta edición lleva por lema "Museos y Turismo", el próximo domingo 17 de mayo los visitantes del Museo de la Ciencia y el Cosmos podrán jugar al Juego de las Siete Maravillas de Canarias.
El juego consistirá en descubrir entre los módulos del Museo las referencias a siete monumentos o paisajes emblemáticos (elegidos expresamente para y por ajustarse al juego) correspondientes a cada una de las siete islas mayores del Archipiélago canario (Tenerife, La Palma, La Gomera, El Hierro, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote), que se identificarán con cada una de las siete maravillas del Mundo antiguo y con el nombre de las siete estrellas más importantes del cúmulo de las Pléyades.
La búsqueda se recompensará a la salida, en la Recepción del Museo, con una "dulce estrella luminosa", porque también celebramos en 2009 el Año Internacional de la Astronomía, el Año del Cosmos.
Las Siete Maravillas del Mundo eran un conjunto de obras arquitectónicas que los griegos de la Antigüedad consideraban dignas de ser visitadas. Para ellos eran monumentos a la creación y al ingenio humano. De estas siete Maravillas -la Gran Pirámide de Giza, los Jardines colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría-, sólo la primera permanece en pie pese a las intenciones de reconstruir algunas de ellas.
Las Pléyades constituyen un cúmulo joven de estrellas visibles a simple vista en la constelación del Toro. Contiene unas 500 estrellas, de las cuales, las más brillantes, eran según la mitología griega siete hermanas llamadas Maya, Taígete, Electra, Alcíone, Celeno, Estérope y Mérope. Eran para los griegos las siete hijas de Atlas, condenado a llevar el peso de la Tierra a sus espaldas, y de Pleíone, que da nombre genérico al grupo. Zeus colocó a estas siete hermanas en el cielo, transformadas en palomas (significado en griego de Pleiades), para salvaguardarlas de la persecución amorosa de Orión, el Cazador. Por eso, la constelación de Orión se encuentra cerca de ellas, simbolizando la persecución a la que las sometió. Según las diferentes culturas, estas estrellas han recibido distintos nombres. En la cultura popular española se las conoce como "Las siete cabrillas", porque así las llamaban los pastores. El personaje de Sancho Panza se refiere a ellas con este nombre en su viaje espacial sobre Clavileño, el caballo de madera volador con que son engañados el escudero y su amo en el capítulo XLI de la Segunda Parte del Quijote.