Largometraje. 111 min.V.O.S.E.
Festival de Cannes 2012: Mejor actor (Mads Mikkelsen). Premios del Cine Europeo: Mejor guion, 5 nominaciones incluyendo mejor película. Premios BAFTA 2012: Nominada a mejor película en habla no inglesa. British Independent Film Awards (BIFA): Mejor película internacional independiente. Oscars 2012: Nominada a mejor película de habla no inglesa.
En los códigos legales modernos, la culpabilidad de una persona debe ser probada en un proceso minucioso en el que el acusado tiene el derecho a la defensa. Sin embargo, la sociedad tiene a menudo un criterio diferente: hay delitos que la gente común considera tan graves como un asesinato o incluso más. Así nos encontramos que, en la vida corriente, un signo anómalo, reinterpretado o magnificado, puede hacer que alguien se convierta en objeto de indignación. La mera posibilidad es suficiente para despertar un deseo de justicia y que todo el mundo se sienta legitimado por el grupo para juzgar sin pruebas y condenar al sospechoso, que queda marcado y excluido de la comunidad en una situación muy difícil de revertir.
Por su parte, los medios de comunicación pueden llegar a crear verdaderas situaciones de intranquilidad o de alarma al explotar mediáticamente los casos policiales más extremos. En otro tiempo, los objetos de temor eran las brujas, los espíritus o los demonios, ahora estamos sensibilizados contra psicópatas, secuestradores y maltratadores de todo tipo. Esta vez son peligros reales y se deben tomar en serio, pero su impacto está siendo constantemente sobredimensionado por el cine y la televisión en su lucha por la audiencia.
Así, aunque aspiramos a ser ciudadanos de lo que llamamos el «estado de derecho», esta justicia paralela sin garantías procesales ni objetividad, continúa presente, y todos la hemos practicado en alguna medida. Una conducta colectiva que podía pensarse ya superada con la abolición de los autos de fe públicos en la Inquisición, parece, no obstante, impresa en la forma que los humanos tenemos de vivir en sociedad.
La Caza, una película extraordinaria, profunda, humana y muy de actualidad, nos cuenta con una gran sensibilidad un caso donde el espectador es testigo de dos juicios, uno legal y otro paralelo. Cuenta la historia de Lucas, que vive en una pequeña comunidad danesa. Tras recuperarse de un divorcio difícil, ha encontrado una nueva pareja y ha reconstruido su relación con su hijo adolescente. Pero algo empieza a ir mal: un comentario imprudente, un detalle sin importancia comienza a sembrar la duda y a extenderla como un virus en el pequeño pueblo…
El director danés Thomas Vinterberg es conocido por ser cofundador, junto a Lars Von Trier, del conocido movimiento fílmico Dogma 95, una iniciativa que proponía reinventar el cine como un vehículo para narrar historias que no debe depender de la tecnología ni de los desorbitantes presupuestos que el estándar de producción de Hollywood requiere. Las últimas películas de Vinterberg, como La Caza, se alejan de la austeridad radical del cine dogma, pero heredan la escenografía sencilla y el guion impecable que hacen que lo más sobresaliente de la película sea la inquietante historia que cuenta, sin distracciones ni alardes de efectos especiales.
Invitada: Inmaculada León, doctora en Psicología. Es profesora de Psicología de la Emoción y neurocientífica en la Facultad de Ciencias de la Salud de la ULL. Desarrolla su trabajo de investigación sobre aspectos psicológicos, sociales y neurales relacionados con el estrés en la infancia.
- Lugar: Museo de la Ciencia y el Cosmos
- Día: 22 de marzo de 2018
- Hora: 20:00 h
- Aforo limitado
- Entrada gratuita