Hoy en la sección del CEDOCAM Intemporales recuperamos el bello poema de Nicolás Estévanez dedicado a su mujer que forma parte de su obra Romances y Cantares publicada en París por Garnier Hermanos en 1891. Desde el Centro queremos dedicar esta poesía a Pablo y Conchi, dos estudiantes de la Universidad de Mayores de la Universidad de La Laguna que visitaron el Centro y dejaron una huella imborrable en nuestros corazones. Para ellos, por demostrarnos que el AMOR no tiene edad. Muchas gracias.
Yo te adoro, mi bien; tú eres mi vida,
desde el instante en que te vi te amé;
por ti olvidé mis sueños de fortuna,
por ti los mares con afán surqué.
Deberes santos que llenar quería,
propósitos que ardiente concebí,
todo al mirarte lo olvidé, bien mío,
todo, mi Concha, lo olvidé por ti.
¡Y cómo no olvidarlo si te quiero
con inmensa gigántica pasión,
pasión ardiente como tú nacida
en la serena tropical región!
Yo te adoro, mi bien; tú eres mi vida,
desde el instante en que te vi te amé,
por ti olvidé mis sueños de fortuna,
por ti los mares con afán surqué.
Y mi existencia, Concha, olvidaría,
y olvidaría mi mortal dolor,
si me quisieras como yo te quiero,
con gigantesco inextinguible amor.
desde el instante en que te vi te amé;
por ti olvidé mis sueños de fortuna,
por ti los mares con afán surqué.
Deberes santos que llenar quería,
propósitos que ardiente concebí,
todo al mirarte lo olvidé, bien mío,
todo, mi Concha, lo olvidé por ti.
¡Y cómo no olvidarlo si te quiero
con inmensa gigántica pasión,
pasión ardiente como tú nacida
en la serena tropical región!
Yo te adoro, mi bien; tú eres mi vida,
desde el instante en que te vi te amé,
por ti olvidé mis sueños de fortuna,
por ti los mares con afán surqué.
Y mi existencia, Concha, olvidaría,
y olvidaría mi mortal dolor,
si me quisieras como yo te quiero,
con gigantesco inextinguible amor.
Sevilla, 1867