«Lo que canta Calaya es auténtico, no hay influencias extrañas. Todo ha nacido en Milán, en Tejina, en una familia que, desde siempre, ha llevado el folklore en sus venas. Calaya es la herencia de una herencia musical. Es el resultado de muchos cantos circulando a través de generaciones. Ella no se parece a nadie y canta aquello que todos queremos escuchar»
Conocedora de la labor de rescate documental del Centro de Documentación de Canarias y América (CDOCAM), Calaya se acerca al Centro para cedernos digitalmente todo el material fonográfico que conserva del grupo folklórico “Familia Rodríguez de Milán”. Pero el interés que despierta en el personal del CEDOCAM su personalidad, nos lleva hoy a realizar este trabajo intemporal que pretende homenajear a una gran mujer, una señora del folklore canario, que se emociona al hablar de su familia, y de su arte.
La crítica ha dicho de ella que “tiene una forma de interpretar electrizante. Sus matices vocales son únicos y el espíritu que de ella aflora nos remueve la sangre hasta límites que muy pocas veces hemos conseguido al escuchar música”. Calaya nos recuerda todo el tiempo, cuando le hacemos la entrevista, que todo se lo debe a su gente, que hablemos de todos, que no se nos quede nadie en el tintero, que todos son grandes cantadores y bailadores. Y es que Calaya proviene de una familia única en Canarias, nacidos en algo más que un barrio, como decía Almadi “es que en Milán saben cantar como el pájaro en la fuente”.
Sus abuelos, sus padres (Santiago y Dolores), sus hermanos… todos, generación tras generación, han ido heredando ese gen musical que tanto les caracteriza y diferencia del resto de grupos folklóricos de las islas. En palabras de Díaz Cutillas “la unción, el estilo y la fuerza expresiva que nace de la sinceridad se aúnan en una familia que, en distintas generaciones, ha dado muestras persistentes de amor por nuestros ancestros y ha logrado imprimir, además, el sentido y la personalidad propia de cada uno. Imborrable es el deleite y la reflexión que emanan de sus interpretaciones, porque logran, incluso, la impresión inmarcesible de lo espontáneo y hondamente sentido, acaso como conjunción difícil de lo que se sabe y lo que se quiere, sin reiterar fórmulas”.
Calaya canta desde muy pequeña y se convierte, con el tiempo, en una destacada solista de la admirada familia milanera que ha dado una extensa lista de excelentes cantadores y cantadoras al panorama folclórico canario desde que grabaran sus primeros discos en los años sesenta del pasado siglo. La gran voz de Calaya, su fuerza expresiva, ha sido premiada en numerosas ocasiones. Nos dice que lo que más le gusta cantar es la malagueña y, cuando lo dice, se le rayan los ojos porque la siente, porque la lleva en la sangre.
No dejes nunca de cantar, Calaya. Gracias.