Las creencias y los clichés con los que hemos vivido durante tanto tiempo nos remiten a una imagen del bibliotecario como una persona retraída que se limita a prestar, día tras día, los materiales que solicitan los usuarios, sin capacidad de creación. Existe la idea de que el trabajo que se realiza en las bibliotecas es puramente técnico: selección, ordenación, clasificación, catalogación que, por supuesto, es fundamental pero no el único. Se excluye el trato al usuario, que consideramos uno de los aspectos sociales más importantes de esta profesión. No olvidemos que las bibliotecas nacen como respuesta a una necesidad social y que, por lo tanto, se deben al usuario, ya sea lector o investigador.
Por esta razón, guiar al usuario ofreciéndole una buena gestión de la información y el uso de los canales adecuados, así como el desarrollo de las habilidades informativas, se convierte en uno de los principales objetivos del Centro de Documentación de Canarias y América. La sociedad de la información y del conocimiento en la que vivimos convierten a las bibliotecas en un medio social indispensable y en un significativo intermediario para llevar a cabo un buen uso de esa abundante información que podría perderse si no se utilizan los medios y las herramientas adecuadas.
El 7 de junio se celebra en Cuba el Día del Bibliotecario en honor al erudito Antonio Bachiller y Morales, considerado el padre de la bibliografía cubana. Fue uno de los intelectuales más reconocidos e influyentes de la sociedad cubana y latinoamericana de mediados del siglo XIX. Nació en La Habana el 7 de junio de 1812 y murió en la misma ciudad el 10 de enero de 1889. Destacó por sus aportaciones a la investigación de la historia de América anterior al descubrimiento.