En concreto, los diferentes ensayos y pruebas realizadas han permitido encontrar la combinación de factores ambientales que permite mantener unos parámetros óptimos para garantizar la correcta conservación de una pieza de incalculable valor histórico: el cañón “El Tigre”, decisivo en la derrota del almirante inglés Horacio Nelson en su intento de invadir Tenerife en 1797 y convertido, desde entonces, en uno de los símbolos más preciados por el pueblo tinerfeño
En base a las pruebas que se han realizado para estabilizar las condiciones ambientales en la sala del Cañón “El Tigre”, y utilizando los actuales sistemas de ventilación y climatización, se ha conseguido mantener unos parámetros ambientales idóneos para la conservación de la citada pieza (humedad relativa entre 40-45% y temperatura entre 20-24ºC).
También se trabaja en la mejora de la iluminación del centro, tanto en cuanto a la calidad como a la eficiencia lumínica, reemplazando los halógenos de la sala de exposiciones del Cañón Tigre por otras luminarias de menor consumo y baja emisión de radiación lumínica (IR y UV.), con sensores de movimiento de encendido y apagado. Caso extensivo también para los fluorescentes del resto del recinto.
Este Centro, adscrito al Museo de Historia y Antropología de Tenerife, es una propuesta interpretativa que permite al visitante descubrir y contextualizar los restos de la muralla del Castillo de San Cristóbal y conocer algo más sobre la historia de la Isla.
En junio de 2006, durante las obras de remodelación de la Plaza de España en Santa Cruz, aparecieron los restos de lo que fue el Castillo de San Cristóbal, principal baluarte defensivo de Tenerife. Ante la importancia histórica del hallazgo, se decidió proteger y valorar este recurso, incorporando al proyecto original del equipo de arquitectos suizos Herzog & de Meuron, una galería subterránea que se habilitó para hacerlo visitable.
El Centro expone el sistema defensivo que tuvo Tenerife, haciendo un recorrido no sólo por los castillos de Santa Cruz -como San Cristóbal, San Juan o Paso Alto- sino también por los que se repartieron por el resto de la geografía insular, de los cuales algunos continúan hoy en pie, como el de San Felipe en el Puerto de la Cruz o el de San Miguel en Garachico. Continua con un rápido y fugaz repaso a la historia de la ciudad de Santa Cruz y culmina con la explicación monográfica dedicada al propio Castillo de San Cristóbal, desde su edificación en 1575 hasta su derribo en 1928.