Bella ciudad de mis sueños,
el marino te saluda
al cruzar tus horizontes
admirando tu hermosura;
y tus suspiros, el viento
que en tus riberas susurra,
mansamente los arrastra
hasta las playas morunas.
Y duermes entre las olas
que tus ensueños arrullan,
y contemplas los bajeles
que en tu puerto se refugian,
o que gallardos y altivos
las pérfidas ondas surcan
despreciando las tormentas
y las mangas y las brumas,
y desafiando a la muerte
que traidoramente ocultan
las alfombras de Anfitrite
bajo de sus ondas turbias.