Separar la paja del centeno IX: «El monolito»

Separar la paja del centeno

 
 

El monolito


En esta actividad el relato y la noticia falsa cobran protagonismo; pero su finalidad es meramente lúdica y educativa –y más en los tiempos que corren–, siendo su único propósito el entretenimiento, despertar la imaginación y el espíritu crítico. Aprender a discernir lo que es real frente a lo que no y, sobre todo, separar la paja del centeno (o grano). Contempla la imagen, lee el texto y sigue las instrucciones; porque, a veces, las cosas no son lo que aparentan y quitando el ornamento podrás darte cuenta que subyace otra realidad.


Nadie daba crédito de lo que acontecía ante sus ojos en aquella mañana nublada. Llevaban muchísimos años regando “a manta” los bancales, desflorando manillas, colocando horcones y horquetas; pero eso que había crecido en el terreno nada tenía que ver con una planta del género Musa.


La noche pasada había sido muy ventosa y sus consecuencias se podían comprobar en el ruido que hacían las rasgadas hojas de platanera cuando friccionaban entre ellas. Un chirrido continuo. Perturbador. La adecuada banda sonora para una situación tan estrambótica. Además, alguien de los allí presentes afirmó que durante la madrugada una coruja voló hacia atrás, camino de su nido. Como así acontecía siempre que un hecho prodigioso iba a tener lugar.


La humedad contenida en el suelo por el sereno matutino ya se había evaporado y tan solo se conservaba en el lugar donde el monolito proyectaba una tenue sombra rectangular...


El Señor Furadán, que era el capataz, apareció con una barreta de deshijar, al igual que los tres subalternos que lo acompañaban. Y así, al unísono, golpearon fuertemente el terreno entorno a la geométrica y oscura figura que junto a ellos se alzaba. En poco tiempo sonó un seco crujido y, como una enorme y pesada lápida, la geométrica figura cayó sobre el fértil terreno, levantando una pequeña polvareda. Acto seguido, y entre aplausos, la cuadrilla cargó el extraño objeto en uno de los camiones que se encontraba con su motor al ralentí, encaminándose con presteza hacia la nave del empaquetado. En poco tiempo arribaron a la pequeña dársena de carga y bajaron el anacrónico tótem, eligiendo el mejor rincón del recinto prefabricado para disponerlo.


Desde aquel día, las mejores piñas de la plantación fueron ofrecidas a este oscuro monolito. Un reverenciado objeto que, en ciertas épocas del año, revelaba la elegante y negra figura de un jinete con sombrero de ala ancha recortada sobre un fondo amarillo. Amarillo plátano. Además, y en señal de respeto, todos los que allí trabajaban emularon al etéreo caballero, protegiendo también sus cabezas con un sombrero de ala tendida.


Ahora, hagamos un ejercicio mental, extrayendo el elemento “absurdo” de esta instantánea e intentando dar respuesta a las siguientes preguntas (busca ayuda si lo estimas necesario):


1. La introducción del plátano como producto exportador se enmarcó, desde finales del siglo XIX, dentro de un nuevo ciclo económico insular junto a otros dos cultivos complementarios. Identifícalos: a. Papayas y berenjenas; b. Caña azucarera y bubangos; y c. Tomates y papas.
2. ¿De qué países procedían las principales familias que explotaban los extensos cultivos de plataneras que encontramos en Tenerife? a. Reino Unido y Corea; b. Reino Unido y Alemania; y c. Sierra Leona y Malasia.
3. Como cultivo intensivo, también el plátano necesitaba del poder fertilizante que le aportaban los nitratos. A principios del siglo XX, este producto comenzó a ser explotado por los británicos en un país de Sudamérica. ¿Sabrías decirnos de qué nación se trata?
4. Desde la pasada década de los treinta, una famosa marca comercial de nitratos se anunciaba en las paredes de algunos inmuebles; recursos publicitarios que en la actualidad forman parte del paisaje insular, pudiéndolos encontrar en el Puerto de la Cruz o Granadilla de Abona. No obstante, ¿conoces en qué otra isla canaria se encuentra esta icónica imagen?
5. ¿A quién crees que representa el oscuro jinete?


Acto seguido, introduce de nuevo el elemento “absurdo”, contesta a las mismas preguntas planteadas, dejando volar tu imaginación.

Ya tienes los ingredientes básicos para crear dos historias: una basada en hechos verídicos y contrastados, frente a otra donde la inventiva cobra protagonismo.

Déjanos la propuesta que quieras y, si te apetece, genera un debate entre tus conocidos.

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