Registro de salida: «Rollo de papel higiénico “elefante”, de Papelera Española»

Registro de salida

Este término, muy habitual en el argot del mundo de los museos para indicar que las piezas se mueven (del almacén o las salas expositivas hacia otro lado), lo usamos ahora desde el Museo de Historia y Antropología de Tenerife para hacerte llegar digitalmente algunos de sus fondos.
 
 

Rollo de papel higiénico «elefante», de Papelera Española [12. 2002.533-10]


Entre las piezas que componen la colección del MHA encontramos objetos de muy diversa naturaleza, de entre los que hoy presentamos un rollo de papel higiénico fabricado por Papelera Española que fue conocido popularmente con el nombre de “elefante”, debido a la figura que dominaba su envoltorio. No presentaba marca, más que el nombre de PATENTADO y la cita de la fábrica responsable del producto. Se trata de un rollo de papel, al uso, con envoltorio también de papel, de color blanco impreso. El envoltorio no cubre todo lo ancho del rollo, dejando los contornos del rollo de papel al aire. Llegó al museo formando parte de un importante conjunto de bienes, adquiridos en 1992, que incluía el mobiliario de una antigua tienda de ultramarinos, algunas de cuyas piezas estaban fechadas en 1915 y parte de sus contenidos, almacenados en la tienda durante años, con gran cantidad de artículos de los años 40 a 70, en su interior. Algunos de los rollos tienen aún la etiqueta de su precio de venta al público que era de cuatro pesetas.

Pertenece a la primera marca de este producto destinado a la higiene personal, que empezó a comercializarse en España a mediados del siglo XX y se vendían individualmente. A pesar de la leyenda que reza “400 hojas” el papel no estaba perforado ni dividido en hojas y había que romper un trozo para su uso. Este ejemplar presenta algunas variaciones de aspecto respecto a los que se comercializaron más tempranamente, habiéndose sustituido el papel amarillo de celofán en el que venían envueltos, con la figura del elefante en rojo, por el papel blanco impreso con el elefante en tono verde sobre fondo azul.

El papel “elefante” gozó de una enorme popularidad, hasta el punto de que otros fabricantes comercializarían rollos de papel de una calidad parecida, utilizando imágenes de animales similares como el hipopótamo (también en rojo sobre fondo amarillo), además de ciervo, cebra, tigre, pantera, mirlo, avestruz, coyote, caimán, etc. El papel inicialmente era de color marrón con dos caras diferentes, una mate y áspera y otra satinada, que anulaba cualquier efecto absorbente.

Finalmente, la introducción de la celulosa permitió dulcificar los nombres de este producto, que pasaron a llamarse La Amapola, El Monigote, Ideal, El Enanito, La Pajarita etc. alternando el típico dibujo rojo con otros a todo color o monocromos, pero con el fondo de papel blanco. El rollo de papel “elefante”, junto con otros que posee la colección, ya ha entrado en la historia del sector de la higiene personal e incluso se ha convertido en objeto de coleccionismo.

Antes de la invención del papel higiénico se utilizaron múltiples materiales que variaban en función del momento cultural de cada sociedad, de las ofertas de la madre naturaleza o de la posición socioeconómica de cada usuario. Lo cierto es que los primeros en pensar en el papel para tales usos fueron los chinos que, ya en el s. XVI, ofrecían una producción importante destinada a las clases más altas. Pero el inventor moderno del papel higiénico fue el estadounidense Joseph Gayetty en 1857, aunque el primero en comercializar el típico “rollo” de papel, fue el británico Walter Alcock, en 1847.

Su presencia entre las piezas que componen la colección del Museo permite reflexionar sobre un objeto que ofrece diversas perspectivas de nuestra sociedad, ya que está vinculado a la historia de las sociedades y al desarrollo de las mentalidades. Su historia transita por una senda de prejuicios, moralidad, higiene, refinamientos sanitarios y, en la actualidad, por un importante impacto medioambiental, derivado de la gran cantidad de árboles que deben ser talados para mantener el mercado de este producto, cuya fabricación, también genera una preocupante serie de elementos muy contaminantes.