Este término, muy habitual en el argot del mundo de los museos para indicar que las piezas se mueven (del almacén o las salas expositivas hacia otro lado), lo usamos ahora desde el Museo de Historia y Antropología de Tenerife para hacerte llegar digitalmente algunos de sus fondos.
Este mapa aparece incluido en Isolario de Benedetto Bordone. Nel quel si ragiona de tutte l´isole dell mondo (1528) y entronca directamente con la tradición de representar islas, un subgénero dentro de la cartografía que tuvo gran predicamento en Italia, el cual fue conocido popularmente como “islario” e iniciado con la obra de Buendelmonti, publicada en Florencia en 1420, y consagrado con otra publicación a cargo de Bartolommeo Da Li Sonetti, en 1485.
Los islarios fueron la traducción al mundo de las imágenes de la política iniciada por el papado durante la Baja Edad Media, la cual consistía en atribuirse libremente el dominio sobre las islas y archipiélagos que no dependían de poder civil alguno, todo ello en base al derecho romano, en aquellos tiempos eminente privatista, pero que, debido al vacío legal existente, fue aplicado extensivamente a la esfera pública, en una suerte de antecedente del Derecho Internacional Público. Entre otros muchos fue ese el caso del Principado de la Fortuna – concedido en 1344 por el Papa Clemente VI a Luis de la Cerda -, constituyéndose las Islas Canarias, por virtud de los cánones de la época, en un feudo papal más.
“Le isole fortunate”, de Bordone, es el primer mapa impreso que se conoce de las Islas Canarias, mostrando una delineación esquemática de la costa, e incorporando información complementaria en unos textos en los que se analizan los nombres de cada isla, tanto los antiguos – remitiéndose a las referencias aportadas por autores como Ptolomeo, Plinio y Juba -, como los utilizados en tiempos del autor. Además, los textos incorporan información sobre las costumbres, la geografía y la historia, aportando una visión mucho más completa que la contenida en sus ilustres antecedentes visuales (véanse los portulanos de Angelino Dulcert de 1339 y el de Abraham Cresques de 1375). El mapa en cuestión fue incorporado a la primera edición de la obra ya mencionada, que fue impresa por primera vez en Venecia. Tuvo el privilegio de ser objeto de una segunda edición, en 1534, en la cual se utilizaron las mismas planchas de madera que en la primera.
El mapa forma parte de la cartoteca del Museo de Historia y Antropología de Tenerife (MHA), colección que se ha ido formando a partir del hito que supuso depositar, en 1993, el importante fondo de cartografía de la familia Ahlers, el cual hoy puede contemplarse en su totalidad expuesto en una de las salas de la sede de la Casa Lercaro. La temática del fondo Ahlers – cartografía realizada sobre las Islas Canarias a lo largo de la historia -, los cartógrafos y las tipologías – cartas náuticas y mapas -, han servido de parámetros para que el MHA haya ido conformando una colección propia que enriquece y completa el depósito inicial que la originó.