Este dibujo sobre papel, de 50 x 37cm, muestra un probable proyecto de fachada que sirvió de referencia a Francisco Lercaro de León y Catalina Justiniani para la construcción de su casa en La Laguna, a finales del siglo XVI. El inmueble, conocido popularmente como Casa Lercaro, alberga en la actualidad una de las sedes del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, quien en 1995 adquirió el citado dibujo para integrarlo en sus colecciones. Hoy puede ser contemplado cuando se visita el ámbito de la exposición permanente: “Lercaro: la casa y la familia” que se encuentra al final del recorrido.
Se pueden identificar en él algunos elementos de características similares (aunque no idénticos) a los encontrados en la fachada de la casa, que recuerdan el gusto y el origen genovés de sus antiguos propietarios. En la actual fachada del Museo, destaca el cuerpo inferior de la portada en piedra de clara influencia renacentista, puntualmente del manierismo genovés, la cual es considerada como uno de los ejemplares más significativos de este estilo en todo el Archipiélago canario.
La portada presenta un almohadillado que genera un llamativo efecto claroscuro. Tiene una cornisa sostenida por pequeñas ménsulas separadas entre sí por una decoración de formas circulares, en medio de la cual está dispuesto el escudo de armas de la familia en piedra tallada. De los extremos de la cornisa nace un frontón partido que termina en dos volutas. Continuando con el cuerpo superior, igualmente almohadillado, resalta su remate compuesto por un frontón curvilíneo con tres flameros, probablemente de fecha posterior, al igual que la ventana de guillotina. En cuanto a las demás ventanas, éstas se caracterizan por su ancho marco de cantería.
Posiblemente este alzado solo sirvió de inspiración para el diseño de la casa, en especial de su portada. En el dibujo están ausentes muchos de los elementos identificadores de la que fuera vivienda familiar de los Lercaro, mostrando detalles de una fachada lisa, caracterizada por la verticalidad de sus vanos que aparecen rematados por sobrios frontones de líneas circulares o rectas según el piso, ofreciendo, en conjunto, un marcado contraste de formas regulares que horizontaliza la composición, en conjunción con las cornisas y el muro de remate, que interrumpe y peina las aguas inclinadas del tejado, en el que destaca la prolongación de los aleros sobre los vanos menores de la última planta, flanqueados por volúmenes regulares sobre los que aquel se apoya.
Sin embargo, es importante mencionar algunos elementos adicionales que se encuentran en la fachada actual, que dan cuenta de los momentos constructivos del inmueble. Es el caso, por ejemplo, del esgrafiado que simula una pared de ladrillo, característico de los palacios genoveses y que fue realizado en la primera etapa de construcción a finales del siglo XVI, o la intervención realizada en el siglo XVII, que imita un muro elaborado con bloques de piedra y que fue contemporánea a la primera ampliación del inmueble.
Adicionalmente, existen otros elementos aparentemente ornamentales que desvelan algunos secretos de esta noble familia genovesa. Se trata de los dibujos localizados a los lados de la ventana central de la segunda planta ubicada sobre la portada. Estos, aparentemente, representan dos jarrones con copa. Sin embargo, se cree que, al prescindir de la copa, es probable que la imagen resultante corresponda a dos candelabros de siete brazos o “menorá”, que aluden al presunto carácter criptojudío de la familia Lercaro.
Estos diseños fueron descubiertos en el proceso de restauración del inmueble, intervención que permitió, no solo conservar sus características arquitectónicas, sino también adecuarlo como museo para que hoy sus visitantes puedan apreciar la influencia del renacimiento italiano en la arquitectura de las islas, influenciado por modelos como el dibujo que hoy presentamos, datado entre los siglos XVI y XVII.