Registro de salida: «Catálogo de la Segunda Exposición Internacional del Surrealismo»

Registro de salida

Este término, muy habitual en el argot del mundo de los museos para indicar que las piezas se mueven (del almacén o las salas expositivas hacia otro lado), lo usamos ahora desde el Museo de Historia y Antropología de Tenerife para hacerte llegar digitalmente algunos de sus fondos.
 
 

«Catálogo de la Segunda Exposición Internacional del Surrealismo [12. 2003. 127]»


En 1935, a instancias de los miembros de la revista Gaceta de Arte (entre los que se encontraban Domingo López Torres, Pedro García Cabrera, Emeterio Gutiérrez Albelo, Agustín Espinosa, Eduardo Westerdhal y Domingo Pérez Minik), André Bretón, Jacqueline Lamba y Benjamín Péret se desplazaron a Tenerife, isla en la que permanecieron desde el 4 al 27 de mayo. En aquellas semanas de intensa actividad artística e intelectual, el punto álgido tuvo lugar el 11 de mayo, cuando fue oficialmente inaugurada la Segunda Exposición Internacional del Surrealismo, hecho que convirtió a Santa Cruz de Tenerife en uno los centros culturales europeos más importantes del momento. Aquel evento se inició con una conferencia pronunciada por el propio Bretón titulada “Arte y Política”, en el que Bretón posicionó al surrealismo entre la libertad y el compromiso. Particularmente interesantes son sus reflexiones sobre el privilegio de la creación artística y de sus creadores, aquellos que “…no pierden de vista que un privilegio único permite de tarde en tarde a la subjetividad artística el identificarse con la verdadera objetividad”. Y para lograrlo, Bretón considera que el artista lo que tiene que hacer es compartir la emoción y el entusiasmo que cualquier acontecimiento despierta en el común de los mortales porque el artista “no está sino confiándonos […] el entusiasmo que desencadena en él tal o cual espectáculo […], el cual levantará o alimentará en nosotros el mismo entusiasmo”. Además, se mostraron fotos, libros y revistas vinculadas al surrealismo y un total de setenta y seis cuadros realizados por Arp, Branner, Chirico, Dalí, Óscar Domínguez, Max Ernst, Hugo, Magritte, Giacometti, Miró, Picasso, Man ray, Tanguy, Maurice Henry y Duchamp, con las técnicas del óleo, acuarela, collagues y aguafuertes, de los cuales no se vendió ni uno, hecho que muestra muy a las claras el choque de mentalidades entre la propuesta vanguardista de la exposición y la sociedad tinerfeña que la acogió.

Semejante hito cultural quedó inmortalizado en un catálogo cuya portada, que es la que mostramos en la imagen, se benefició del diseño de Jacqueline Lamba, mientras que su prólogo contó con la firma de André Bretón, el cual, en el mismo, reflexiona que el mayor éxito conseguido por el surrealismo radica en haber logrado conciliar dialécticamente dos términos antagónicos como son la percepción y la representación; en palabras textuales, “el haber tendido un puente sobre el abismo que los separaba […] Nosotros [los surrealistas] afirmamos que el arte de imitación (lugares, escenas, objetos exteriores) ha terminado y que el problema artístico consiste hoy en llevar la representación mental a una precisión más y más objetiva por el ejercicio voluntario de la imaginación y de la memoria”.

En 2003, la casa Calmels Cohén subastó en París un conjunto de documentos pertenecientes al fundador del movimiento surrealista (todos ellos vinculados a su estancia en Tenerife), siendo adquiridos por el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife. La colección en cuestión se conserva en la actualidad en el Museo de Historia y Antropología.